La llegada al poder de Rafael Correa en Ecuador, constituyó la guinda del pastel en cuanto al giro a la izquierda en América latina. Fue la última victoria de la serie de hazañas izquierdistas en los sucesivos comicios en esta parte del mundo. Únicamente dos elecciones por nueve organizadas en 2006 se saldaron con una victoria de la derecha: la reelección de Álvaro Uribe en Colombia y la elección ajustada de Felipe Calderón en México.
Se dice que fue el presidente Hugo Chávez quien utilizó el patrón de una “ola” izquierdista para definir la nueva situación política del sub-continente.
Vamos a preguntarnos sobre la pertinencia de esta expresión. Pondremos en tela de juicio la palabra “ola” en su sentido de resultados que van realmente en la misma dirección. Y por fin matizaremos la idea de un afán de izquierda de los latinoamericanos.
[...] Además, ninguna de estas izquierdas parece tampoco caber verdaderamente en un mismo molde, sea del lado socialdemócrata como revolucionario. Esta división, se verifica en los hechos. Hubiéramos podido pensar que todos estos líderes que vienen del, más o menos, mismo bando político, podrían crear una cierta dinámica en América latina. Mas existen verdaderas discrepancias entre estos países izquierdistas. Podemos citar el conflicto de las papeleras entre Uruguay y Argentina, entre la misma Argentina y Chile en cuanto al gas o entre Bolivia y Brasil sobre los hidrocarburos. [...]
[...] Su fuerza viene claramente del mana petrolero. El propio Chávez y Morales tienen Estados más intervencionistas, hasta jugar el papel de empresa con las nacionalizaciones. Ortega podría también ser añadido aquí. Como Chávez y Morales se acerca del líder máximo. Sin embargo, Ortega intenta acercarse también de Washington y abandonó sus referencias marxistas. Correa beneficia, como Ortega, de tarifas preferentes pero no parece aún demasiado sometido. Podemos matizar también para Morales quien nacionalizó las empresas extranjeras que explotaban el gas boliviano. [...]
[...] II/ No significa que la izquierda es una tendencia anclada en América latina Una encuesta muy interesante acompañó estos comicios. Nos ofrece varias constataciones que debilitan verdaderamente la idea de que América latina es una región roja o rosa, como queréis. En efecto dice que "la región en su conjunto se encuentra situada en el centro político, con un promedio de 5,4 en una escala de 0 a 10, en la cual el 0 representa la extrema izquierda y el 10, la extrema derecha. [...]
[...] Por eso, la influencia externa sobre el voto nacional debe ser relativizada. Y efectivamente al estudiar más atentamente esta ola, se pueden notar numerosos matices de rosa o de rojo. Así pues, el nexo entre los líderes izquierdistas no es tan fuerte como se piensa a menudo y para resumir hay más o menos dos bandos en esta izquierda. Tenemos el rosa pálido socialdemócrata y el rojo de la revolución bolivariana. Estas dos corrientes tienen un mismo origen, pero hoy por hoy, se han bastante alejado. [...]
[...] Así pues, es muy revelador que Fidel Castro, el prototipo de la vieja izquierda, sea el líder menos popular de América. Conclusión En conclusión, hemos visto que podemos criticar la expresión izquierdista”. Podemos poner en dudas estos términos en los que subyace la imagen de que la izquierda que ganó era la misma en todos los países. Además, podemos hasta dudar de la realidad de un cambio masivo de ideología, es decir, que la serie de victorias electorales izquierdistas puede ser un fenómeno más coyuntural que ideológico. [...]
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