Pierre Rosanvallon, historiador y político, es uno de los intelectuales franceses más importantes de hoy en día. Nacido en 1948, hizo sus estudios en HEC y empezó su carrera en la CFDT: cercano de Edmond Maire y de Michel Rocard, fundador de la Fundación San Simón y uno de los principales teóricos de la “segunda izquierda” francesa, puede definirse como un intelectual militante de izquierda. Sin embargo, en vez de seguir una carrera política decidió entrar a la Universidad en 1978 (director de estudios en la École des Hautes Études en Sciences Sociales en 1983 y al Colegio de Francia desde 2001) y paralelamente fundar el Think Tank “La République des Idées” y la revista internacional La Vie des Idées. Su tema de interés durante los años 1990 fue la historia intelectual de la democracia francesa, y desde 2000 se fija más en las transformaciones de la democracia contemporánea. Esta obra forma parte de una trilogía: su primer libro sobre aquel tema (La Contre-démocratie. La politique à l'âge de la défiance) fue publicado en 2006, y su tercer libro (La société des égaux) se publicó en 2011.
[...] Deriva de la “generalidad de particularidad” y se traduce por normas justas y flexibles por un lado, y un comportamiento más implicado empático de los dirigentes por el otro. Para que no sea simplemente una cuestión de comunicación, una imagen que se den para atraer electores, las palabras y acciones puntuales de los gobernantes deben ir de la mano con proyectos de determinación de la justicia social y con un fortalecimiento de la democracia participativa “interactiva”) en todos los ámbitos. [...]
[...] Sin embargo, Rosanvallon les opone que sólo cambian el punto de aplicación de lo que llama “legitimidad de establecimiento”: de la misma manera que el concepto de unanimidad sólo es un ideal, la idea de “deliberación libre e igual de todos” también sólo se puede aproximar. Rosanvallon desarrolla ampliamente las ideas de Condorcet, que entendió, desde el fin del siglo XVIII, los problemas de la perspectiva monista de la “democracia inmediata”: propuso de pluralizar las formas del ejercicio de la soberanía popular para limitar la omnipotencia de los gobernantes y aumentar la influencia de la sociedad en el proceso político. La légitimité démocratique también se basa en muchas de las ideas ya desarrolladas en el primer tomo de su trilogía, La contre-démocratie. [...]
[...] Permite un enfoque original de la comprensión de la vida política contemporánea y una concepción más positiva de las perspectivas de cambio político, para luchar contra el creciente desencantamiento del pueblo con la democracia. En primer lugar, el autor relata el establecimiento histórico de la legitimidad democrática dual basada sobre elecciones por un lado y concursos administrativos por el otro. Plantea enseguida que la legitimidad democrática se define por dos “ficciones”: la de “delegación” y la de “mandato”. Por una parte actuamos como si la mayoría fuera la totalidad, justificando la expresión de la voluntad general por una técnica aritmética de decisión que sólo toma en cuenta una parte de la población. [...]
[...] Su idea que tenemos que tomar definición la mas desarrollada posible de la democracia, que incluye todas sus dimensiones y todas sus formas” para establecer un régimen realmente democrático y alcanzar el interés general va aún más allá de lo que plantearon previos teoristas de la democracia y del bien común. En efecto, muchos se enfoquen sólo en unos aspectos de la democracia, sin alcanzar el trabajo teórico enorme que realizó Rosanvallon sobre las varias formas posibles de entender este concepto. Sin embargo, los múltiples ejemplos sobre les cuales apoya su planteamiento dan un carácter empírico y arraigado en la realidad a su reflexión, lo que a veces se puede reprochar a las teorías abstractas de unos autores. [...]
[...] Permite una “legitimidad de imparcialidad”, traducida en práctica por el establecimiento de instituciones independientes al servicio del interés general. Describe cómo éstas se desarrollaron a lo largo de los años, y pone de relieve sus características principales: ausencia de influencias políticas, pericia, voluntad de salir del mundo electoral corrompido Gracias a una imagen pública positiva, sus decisiones son aceptadas mejor que las de burocracias ordinarias, aunque Rosanvallon explica que recibieron muchas críticas por parte de los actores políticos desde su aparición. [...]
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