Lucy Taylor hace parte del departamiento de política intenacional en la universidad de Wales, en el Reino Unido. Escribió mucho sobre la situación política en América latina, especialmente acerca del concepto de participación y de ciudadanía. Asi, escribió Citizenship, Participation and Democracy: Changing Dynamics in Chile and Argentina en 1998, que trata de los mismos conceptos que el artículo que vamos a analizar.
El objectivo del texto: Lucy Taylor quiere mostrar con su artículo que la democracia en América Latina está al borde de una crisis que solo se puede impedir por los partidos, tomando en cuenta los ciudadanos y no los intereses de cada uno, para hacer fracasar el clientelismo y intentar de realizar una ciudadanía democrática que no solo sea teórica.
Resumen:
Este artículo trata del desarrollo de relaciones políticas entre el pueblo y los hombres políticos desde 1820 en América Latina. El autor empieza por poner de relieve el contraste entre la política tal como se estudia en las escuelas (es decir tal como esta en teoría), y la política en su realidad cotidiana. De hecho, si la teoría promueve la igualdad, la participación y los derechos de los ciudadanos, la realidad de la política en América latina se aproxima más a una multitud de acuerdos entre los individuos y los líderes para proteger sus intereses propios. Ese contraste significa, según Lucy Taylor, que la ciudadanía no es completa, ya que no se trata en América latina de democracia, sino de autoritarismo negociado.
[...] De hecho, los líderes tales como Vargas o Perón se hicieron las voces del pueblo prometiendo solucionar sus problemas, hablando de sus necesidades y haciendo inversiones importantes para mejorar la salud y la seguridad. También hacían promesas para sus discíplos, quienes beneficían de mejores empleos y tal. Lo que pasó es que mientras esos mejores se parecen a los promovidos por el concepto de ciudadanía, no se trataba de estado de bien- estar sino de justicia social, y era más para tener un apoyo popular que para acceder de verdad a la ciudadanía. [...]
[...] Ese comportamiento de los partidos genera un fénomeno de alejamiento del pueblo, que prefiere integrar una organización que un partido para cambiar la situación. Eso también se explica por el hecho que los partidos no ofrecen ninguna garantía de acción en regreso de los votos (al contrario del clientelismo, que no solo promueve la participación sino que ofrece garantías). Conclusión del autor El neo-populismo (cuyo instrumento clave es el clientelismo) es peligroso por ser corrupto, violento y autócrato. No da ninguna solución a los problemas de participación, representación y responsabilidad, pero atrae a corto plazo a la gente que se siente mas escuchada y entendida por los populistas que por un “político convencional”. [...]
[...] Esa desigualdad tiene varias explicaciones. La primera (explicada por David Goldberg en su libro The racial state), es la supremacía natural. Es decir que la sociedad está compuesta por gente fuerte (que deben mandar y proteger al pueblo) y débil (que deben obedecer a los primeros en agradecimiento); el paternalismo contribuye a que la gente sea de acuerdo con esa visión del mundo. La segunda explicación es que todo el mundo es igual (con los mismos derechos, la misma educación y las mismas capacidades) y que cada uno puede ascender en la jerarquía social según lo que hace con sus capacidades: todo es cuestión de mérito. [...]
[...] De hecho no solo desde la elección de este hombre), lo que se describe en el texto como contraste entre la teória de la democracia y la realidad, también se puede aplicar a Francia (quizás a mas corta escala), “patria de los derechos humanos” donde una parte de la población (los gitanos) no puede ser mas del de una ciudad, ni circular libremente. [...]
[...] Quizás hubiera sido interesante poner más ejemplos y explicar las raíces del clientelismo en las sociedades latinoamericanas para entender la especificidad del problema en esa región del mundo, ya que el fenómeno de clientelismo tal como está definido por la autora también puede ser observado en Europa, como lo desarrollaremos en la parte siguiente. La única crítica seria que se podría hacer a ese texto es que afirma que la crisis de la democracia tomara fin cuando los partidos tomaran en cuenta los ciudadanos, condición sine qua none a la victoria de la ciudadanía sobre el clientelismo. Sin embargo, nada asegura que el hecho que los partidos tomen en cuenta los ciudadanos generaría el fracaso del clientelismo, y todavía menos, el fracaso del populismo. [...]
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