Uno de los impulsos más importantes de la época renacentista y de los tiempos modernos es la Reforma protestante.
El Humanismo y la Reforma se consideran como las fuerzas vitales que disuelven los valores medievalistas.
Los reformistas son los primeros, se dice, que tratan de despolitizar la religión y construir un poder espiritual autónomo y total.
Los humanistas italianos, por su parte, tratan de desteologizar la política.
Los beneficiados de estas corrientes serán los Estados modernos.
El movimiento protestante que nace con una finalidad puramente religiosa se convierte en un problema político. Los reformadores crean doctrinas que engendran, rompiendo fronteras, luchas y guerras de religión, que al final, paradójicamente, desarrollarán ideas de tolerancia (donde podían convivir, en una misma comunidad, personas con creencias religiosas diferentes).
[...] La sumisión de los súbditos no se debe, además, a la persona sino a la institución. la vez, el mal gobernante es culpable de sedición contra Dios, pero el castigo de un magistrado que incumple con sus deberes compete a Dios y no a sus súbditos) Sin embargo, a partir del Calvinismo hay una corriente del "derecho de resistencia", de la resistencia política. La teoría de la resistencia política es un aspecto que tuvo poca importancia en sus escritos y que, sin embargo, luego fue desarrollado ampliamente por algunos de sus discípulos, en especial por el protestantismo escocés (John Knox), el calvinismo en Holanda, en Francia (los hugonotes), los "puritanos" en Norteamérica, que fueron los principales defensores del derecho de resistencia. [...]
[...] De esta ruptura se hizo posible que el Estado moderno pudiese avanzar en su construcción. El hecho de la diversidad de confesiones religiosas y las guerras de religión condujo a que el Estado buscase el fundamento de su autoridad y legitimidad más allá de la convicción religiosa de sus súbditos. La Reforma Protestante contribuyó a una desacralización, del mundo religiosoeclesiástico y del mundo político. El mundo religioso dejó de ser un orden jurisdiccional, para convertirse en una comunidad de creyentes. El mundo político se puede liberar del sometimiento a principios eclesiásticos externos. [...]
[...] La comunidad política tiene unos valores específicos necesarios para proporcionar a los hombres un tipo de vida civilizada, pero no puede, sin embargo, curar las almas. La tarea de la salvación, de hacer al "hombre nuevo" no pertenece al orden político, pero éste no es antitético al reino cristiano. Calvino distingue entre dos tipos de gobierno: espiritual y civil, pero piensa que el civil no se opone al espiritual, y le corresponde también el fin de "mantener y conservar el culto divino externo, la doctrina y religión en su pureza. [...]
[...] Calvino era un jurista, formado en Leyes y en el Humanismo. El punto de partida es el mismo que el de Lutero: la crisis de la razón teológica (de la armonía de razón y fe). Se encuadraría dentro de la corriente del "occanismo", es decir la descalificación de la razón humana, aunque no es tan radical en este sentido como en Lutero, ya que considera la razón como un instrumento imperfecto, insuficiente para el mundo espiritual, pero válido para el mundo material. [...]
[...] Para Calvino, nada sucede en el mundo sin la voluntad de Dios. La creencia en que los hombres no se salvan por sus propios méritos sino por libre obra de la gracia de Dios, de la voluntad de Dios, podría llevar a pensar que llevaría a una actitud de pasividad en la vida. Por el contrario, en la práctica el calvinismo llevó a todo lo contrario: la ética calvinista es esencialmente una ética de acción. El calvinismo carecía casi por completo de los rasgos de quietismo y misticismo que tenía el luteranismo. [...]
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