La presidencia imperial era una de las caracterizaras principales del reino del PRI, pero al contrario de la evolución del régimen que se hace de una manera progresiva y al largo plazo, la evolución de la compartimento del poder dentro de este régimen se hace de una manera radical y mucho mas rápida. Esa transición se ubica generalmente al final de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari considerado como el ultimo presidente imperial. Al observar la lenta evolución del régimen hasta la democracia y su oposición con el fin abrupto de la presidencia imperial, la cuestión de las razones que llegan a la caída de esa forma de hyper-presidencialismo parece justificada. El problema es que esa transición se hace bajo la continuidad de la hegemonía prista, lo que impide una razón central, radical o única de ese cambio, por eso la búsqueda resulta en la reunión de numerosos factores de naturaleza muy diversa que resultan en el nacimiento de contrapesos al poder ultimo, meta-constitucional.
[...] El sistema es ahora mucho menos eficiente acerca de la rapidez y la claridad de cualquier medida, pero permite finalizar las reformas fracasadas del presidencialismo imperial, lo que solo se puede hacer por el compromiso. En conclusión, se puede afirmar que las causas de la caída de la presidencia imperial son muy diversas, el régimen mato a su presidente en un cierto sentido con la lenta evolución hasta la democracia y el federalismo, la crisis económica y las numerosas reformas institucionales de Ernesto Zedillo finalizando el trabajo. [...]
[...] Ese movimiento de largo plazo se hace hacia la democracia, pues tiene un papel importante en el hecho de que participa en la formación de actores susceptibles de volverse contrapesos. Esa evolución se hace en dos tiempos, primero por la formación de partidos políticos independientes del PRI, y segundo por el nacimiento de un sistema electoral eficaz. Esos partidos políticos existen en México desde mucho tiempo pero siguen siendo muy controlados por el PRI, y la entrada a la arena política cerrada. [...]
[...] La oportunidad aparece con las consecuencias de la crisis económica y la presidencia de Ernest Zedillo. En efecto, con las consecuencias de la crisis perdió el poder de dirección de la economía con la doctrina de poca intervención, netamente con la autonomía del banco central. Además perdió un objeto de legitimación, el control de la economía podía servirle para imponerse como protector de las clases populares o campesinas en la tradición revolucionaria, y el fracaso para resolver la crisis le aleja de una manera durable de ese papel. [...]
[...] Con una combinación de todos esos factores muy diversos, de corto como de largo plazo, institucionales o contextuales, muere la presidencia imperial, encarnada últimamente por Carlos Salinas de Gortari. Sucede otra forma de gobernar del presidente con un nuevo desafió, el de asegurar la gobernación del país. En efecto, lo que sigue se puede caracterizar como una cierta dispersión del poder. Ahora existe una real institución judicial para completar los dos otros poderes básicos. El congreso, gracias al proceso de democratización ahora opone una fuerza al presidente y detiene realmente el poder legislativo, y la legitimidad para ejercerlo. [...]
[...] En efecto, podemos considerar el carácter federal del régimen como una causa importante, el presidente imperial siendo apoyado sobre una centralización muy fuerte. Ese aspecto progresa con la reforma municipal de 1983 y continua en 1989 con la transferencia de recursos federales a los sub-gobiernos. Todos esos factores resultan en la diversificación del congreso y de los estados y municipales contradiciendo la tradicional sumisión al partido, y por consecuencia al presidente. Así, la lenta evolución hacia la democracia opera un cambio en los hábitos políticos ofreciendo una alternativa. [...]
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