Las relaciones entre España y Europa no empiezan en 1986 con el ingreso de España en el Mercado Común. España tiene con Europa una historia de vínculos y de rechazos muy fuertes. Esta historia nos trae muchos elementos para las dos posiciones del hecho de que las relaciones se inscriben en un marco en cambio permanente. Así, se puede preguntar si España puede y quiere hacer parte del proceso europeo a todos los niveles implicados en tal proceso. ¿España es capaz de completamente abrirse a Europa? ¿Existe un verdadero matrimonio entre España y Europa?Primero, parece que la España Europea ya es una realidad y no sólo un sueño, sin embargo, algunas fuerzas vivas en España muestran que España no está ya Europea, y finalmente veremos que Europa se debe de constituir ante todo un modelo para España y en general los países Europeos.
[...] Las reticencias pues fueron grandes del lado de los Doce. La admisión preocupaba en realidad Bruselas causa a la debilidad de la economía española que a pesar del milagro de los años sesenta y setenta presentaba desequilibrios estructurales importantes, mientras que el producto interior bruto por cápita era inferior a la media comunitaria. Se sabe por otro lado que a estos temores se añadían las prevenciones de algunos países miembros, preocupados de preservar sus propias economías de la competencia española. [...]
[...] Esta guerra y el apoyo de España a los EE.UU. muestran que España parece tener una identidad atlantista importante (como el Reino Unido) lo que contradice una verdadera identidad europea. En esta tercera parte, voy a tratar de matizar las dos primeras partes: finalmente, para la España moderna, Europa es un ideal a alcanzar, una meta para superarse. El contraste es grande entre por una parte el fuerte grado de implicación de España en la historia de la construcción europea, y por otra parte el entusiasmo pro europeo de los ciudadanos sobre el cual resuenan mucho los efectos de la coyuntura económica. [...]
[...] La España europea: ¿realidad o utopía? Las relaciones entre España y Europa no empiezan en 1986 con el ingreso de España en el Mercado Común. España tiene con Europa una historia de vínculos y de rechazos muy fuertes. Esta historia nos trae muchos elementos para las dos posiciones del hecho de que las relaciones se inscriben en un marco en cambio permanente. Así, se puede preguntar si España puede y quiere hacer parte del proceso europeo a todos los niveles implicados en tal proceso. [...]
[...] La entrada de España en la CEE en 1985 señala en efecto su vuelta sobre la escena europea después de una larga ausencia que se puede explicar visto la historia política trastornada. El país no aspira a este aislamiento: desea salir de una herencia directa de la dictadura justo después de la muerte de franco. La naturaleza autoritaria del régimen fundado por el Caudillo aparece en efecto como una anomalía en una Europa Occidental vuelta a la democracia después de 1945. [...]
[...] Preocupada de un reequilibrio entre la realidad política de Europa y la realidad económica de España. También durante este período, España acta a favor de una nueva definición de la ciudadanía europea. Al integrar tarde la familia comunitaria, España se proponía pues llevar su piedra a la construcción de una Europa que debe acabarse - la Europa de los ciudadanos - que implicaba que se supera la finalidad estrictamente económica de la antigua CEE para hacer un espacio político, coherente y solidario. [...]
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