“En España, la Monarquía como forma de Estado ha dejado de ser tema de debate en círculos políticos desde hace ya algún tiempo. Esto la diferencia de anteriores formas de Estado, como, por ejemplo, la Monarquía de la Restauración de Alfonso XIII, la Segunda República de los años treinta y el franquismo. La forma de Estado es para la mayoría de los españoles una cuestión de rango inferior” .
Estas palabras del historiador alemán Walther Bernecker representan bien el profundo enraizamiento de la Monarquía constitucional en la España de hoy. No debemos caer, sin embargo, en una interpretación profética de la Historia: el régimen actual no es el resultado lógico de una Historia española lineal sino el producto de un largo y complejo proceso de “transición democrática”
El análisis del texto propuesto, el primer mensaje del Rey Juan Carlos I, nos incita a dar preferencia al segundo método de investigación: vamos a estudiar el papel de un agente determinado, el Rey, al principio de la transición. Consideramos así Juan Carlos como un “change agent” según la terminología de Juan Linz, es decir como una persona cuyo papel central explica en parte la forma tomada por la transición democrática.
Este tipo de análisis, muy de moda desde la publicación en 1988 del libro de Vicente Palacio Atard titulado Juan Carlos I y el advenimiento de la democracia, necesita, no obstante, ciertas precauciones porque, como lo afirma Ricardo Zugasti, “la explicación personalista de la transición ha recibido críticas que le achacan el haber creado unos hiperliderazgos con el fin de legitimar democráticamente a esas personalidades reformistas del franquismo, capitalizando a posteriori, una vez conocido el final feliz del proceso, la buena imagen social del éxito de la transición” .
[...] Primer mensaje del Rey Juan Carlos I (22 de noviembre de 1975) España, la Monarquía como forma de Estado ha dejado de ser tema de debate en círculos políticos desde hace ya algún tiempo. Esto la diferencia de anteriores formas de Estado, como, por ejemplo, la Monarquía de la Restauración de Alfonso XIII, la Segunda República de los años treinta y el franquismo. La forma de Estado es para la mayoría de los españoles una cuestión de rango inferior”[1]. Estas palabras del historiador alemán Walther Bernecker representan bien el profundo enraizamiento de la Monarquía constitucional en la España de hoy. [...]
[...] Como lo asevera Walther Bernecker, 22 de noviembre de 1975, el Rey no sólo lanzó un comunicado al pueblo español; al mismo tiempo se dirigió a los militares”[29]. La expresión la Nación” 13) permite así recordar al ejército su deber de obediencia a la voluntad nacional, deber presente en el artículo 37 de la Ley Orgánica del Estado, aprobada en 1967, que presenta defensa del orden institucional” como una obligación para con el ejército. Debemos precisar, en cambio, que este texto permite ver solamente una de la estrategia global de Juan Carlos en lo que concierne su tentativa de atraer a los militares. [...]
[...] Esta exaltación omite igualmente aludir a la crisis energética de 1973 que destruyó todo el dinamismo económico construido en los años 60. Debemos precisar, no obstante, que Juan Carlos no hace referencia, sino de manera muy indirecta, a la Guerra Civil para demostrar su legitimidad. Hay aquí una cierta ruptura con respecto a su punto de vista en 1969 cuando afirmaba lo siguiente: “Plenamente consciente de la responsabilidad que asumo, acabo de jurar, como sucesor, a título de Rey, lealtad a su Excelencia el Jefe del Estado y fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y Leyes Fundamentales del Reino. [...]
[...] Esta situación conllevaba un cierto pesimismo, incluso después del año 1975. El escritor español Juan Benet opinaba, por ejemplo, en 1976 que más flagrante es la constatación de que política y socialmente estos cuarenta años han pasado en balde, tanto para unos como para otros; que los dos bandos que contendieron en 1936 siguen en sus mismas posiciones, ocupando las mismas trincheras y dispuestos a asestar”[15]. Conociendo la voluntad del Rey de encontrar un “intermedio” político entre el inmovilismo y una ruptura política demasiado violente, vamos a preguntarnos entonces, ¿qué estrategias son utilizadas desde este texto por Juan Carlos para aparecer como el elemento conciliador entre los distintos grupos políticos de la sociedad española? [...]
[...] El “programa” de Juan Carlos puede resumirse con la última frase del texto, Viva España!” el autor percibe el país como un conjunto homogéneo de ciudadanos que tienen los mismos derechos de participación política, concepción que parece muy ajena del franquismo. El monarca puede así afirmar que comienza una nueva etapa en la historia de España” expresión que fue entendida por los demócratas como una promesa hacia una flexibilización del régimen[43]. El periódico madrileño El Pueblo escribió, por ejemplo, que Rey aseguró que comienza una nueva etapa de la Historia de España'. Todo parece indicar que va a ser así, en efecto. Ahora bien: comenzar una etapa significa clausurar otra. [...]
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