« Tout ce que la Révolution a fait, se fût fait, je n'en doute pas, sans elle ; elle n'a été qu'un procédé violent et rapide à l'aide duquel on a adapté l'état politique à l'état social, les faits aux idées, les lois aux mœurs ». Intentar fechar el fin de la Revolución francesa nos conduce implícitamente a sostener la tesis levantada por Tocqueville. En efecto, si mediante el análisis jurídico de las instituciones originadas por la revolución podemos encontrarle un fin, en términos de explicación psicológica el carácter interminable de los principios revolucionarios nos impide sostener el fin de tal evento. Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville, nacido el 29 de junio de 1805, publica en 1856 El Antiguo Régimen y la Revolución, estudio crítico sobre las causas de la Revolución francesa donde sostiene que la última es el efecto de una continuidad institucional establecida en el Antiguo Régimen, y no una total ruptura con un régimen contrastante. Una de las claves centrales de lo obra se concentra en la dicotomía existente entre la libertad y la igualdad: si los franceses han preferido la reforma del Antiguo Régimen antes de la libertad, tal como lo describe Tocqueville, es fundamental resaltar el contexto histórico durante el cual se escribe El Antiguo Régimen y la Revolución. Tras la revolución de 1848, se establece en Francia una segunda República caracterizada por el fracaso de un régimen presidencial: Napoleón III da entonces un golpe de Estado el 2 de diciembre de 1851, inmediatamente aprobado mediante un plebiscito, y reestablece el sufragio universal masculino. Los eventos históricos contemporáneos a la fecha de publicación de la obra analizada hacen eco con el análisis propio de Tocqueville: los principios igualitarios prevalecen ante la libertad.
[...] Tocqueville resalta que en Normandia desde el final del siglo XVIII la “servidumbre” (servage) se encontraba prácticamente abolida y por consiguiente el campesino francés se encontró progresivamente con la propiedad del dominio de sus tierras cultivables. La ley de 1790 que establece al impuesto a la propiedad remite entonces a gran parte de la población campesina. En efecto, la nobleza, políticamente poco influenciable, no conserva mas la administración de sus campos cultivables y es entonces el campesino quien gobierna su propio dominio agrícola. [...]
[...] En cambio, la región del Poitou, donde el Antiguo Régimen se conversa en toda su magnitud, resiste de forma implacable al espíritu revolucionario. Paradójico puede parecer, pero una vez más, la tesis de Tocqueville se confirma. Estos puntos detallados, podemos considerar que el Antiguo Régimen se condenó a su propia desaparición: un gobierno que exalta nuevas pasiones al mismo tiempo que las perturba, un poder central que excita el desarrollo financiero sin proponer intrínsecas reformas de la dinámica social. Destaquemos un hecho curioso levantado por Tocqueville en El Antiguo Régimen y la Revolución. [...]
[...] La lógica que funda la tesis de El Antiguo Régimen y la Revolución se encuentra expresada en el odio al edificio político del sistema feudal: un pueblo que soporta sin protestar niega el peso de la opresión institucional cuando esta le otorga más beneficios. En efecto, el campesino se encuentra súbitamente sin una garantía de orden social, y sin embargo, paga los impuestos. Si la lógica política denota un cambio, la lógica social y psicológica se mantiene intacta. No obstante, si lo que precede revela un Antiguo Régimen que incita a la expresión revolucionaria, la centralización administrativa, considerada como la mayor adquisición de la Revolución, emana de las instituciones del Antiguo Régimen. [...]
[...] qué medida podemos afirmar que la Revolución constituye una continuidad institucional? Si es verdad que por un lado, las propias instituciones políticas del Antiguo Régimen, favoreciendo la centralización, dieron origen a tal explosión revolucionaria, por otro lado el fomento a la “pasión igualitaria” por estas mismas instituciones es la causa central de la Revolución francesa. Las instituciones políticas del Antiguo Régimen y su vínculo con la Revolución Los resultados de la Revolución se afirman en el nacimiento del concepto de individuo-ciudadano, en el absolutismo democrático y en la absorción de toda vida local por un poder central. [...]
[...] Le régime qu'une révolution détruit vaut presque toujours mieux que celui qui l'avait immédiatement précédé, et l'expérience apprend que le moment le plus dangereux pour un mauvais gouvernement est d'ordinaire celui où il commence à réformer Tocqueville. Si Tocqueville afirma la explosión revolucionaria como una progresiva disminución de la fuerza opresora frente a un cuerpo social que se constituye, gracias a las instituciones del propio régimen en cuestión, en nuevos valores de igualdad y luego de libertad, Marx sostiene una tesis contraria. [...]
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