En toda la historia política colombiana, un presidente nunca habrá sido tan controvertido y al mismo tiempo tan apoyado por la población como Alvaro Uribe. Con unos indices de popularidad que sobrepasan los 70%, Alvaro Uribe acaba de recibir un nuevo testimonio de respaldo: la Corte Constitucional le otorgó la posibilidad de ser reelegido (el 12 de noviembre del 2005) lo que podría hacer del mandatorio colombiano el segundo presidente en ejercicio en lograr su reelección inmediata (el primer había sido Rafael Núñez en 1884-1886 y 1886-1892). Frente a esta posibilidad, las opiniones se dividen: entre los que ven su reelección como la única manera para derrotar la guerrilla después de más de cuarenta años de conflicto interno y sus detractores que no dejan de denunciar los costos demasiado altos de la unilateralización y del manejo securitario de la política exterior. ¿En qué medida la elocuencia del mandatorio colombiano le ha traido resultados positivos y respaldo?
[...] Medio ambiente, pobreza, educación, desigualdades sociales son tantos temas que fueron olvidados por el afan del gobierno en su guerra contra el terrorismo II. Al afirmarse como el hombre de Washington, Alvaro Uribe se convirtió en las otras zonas del mundo en el Cain de América latina y la pesadilla de las ONGs. A. La luna de miel entre la Casa de Nariño y la Casa Blanca: ¿éxito o desastre? B. La retórica uribista falló en convencer la comunidad internacional y dejo un gusto amargo a los otros países y organismos afectados por el conflicto colombiano. [...]
[...] Sin embargo, los planteamientos de Uribe respecto a la definición del conflicto colombiano, el afirmar que hay conflicto armado sino amenaza terrorista”, se inscriben y por lo tanto se legitiman en la lógica del “después del y de la “cruzada internacional antiterrorista” del presidente Bush. Según el mandatorio colombiano, no se puede acordar el estatuto de combatientes a los grupos armados cuando el Estado en el cual establecen su lucha es un Estado legítimo, democrático y donde todas las opiniones se pueden defender sin las armas. [...]
[...] La política exterior de Uribe (2002 - entre terrorización y securitización, el poder de la palabra Introducción Frase plan Al abandonar la tradición legalista del país y su apago a las soluciones pacíficas a los conflictos lo que marcó claramente su denunciación del proceso de paz empezado por Pastrana Alvaro Uribe ha promovido una visión radical del conflicto interno, definiéndola como una lucha contra el terrorismo, y olvidando así sus múltiples facetas y complejidades. Si obtuvo el respaldo completo de los Estados Unidos, se puede dudar de lo benéfico que ha sido esta alianza irrestricta cuando por el otro lado, Uribe se enemistó son sus vecinos latinoamericanos, las ONG y Europa. I. Los primeros años de la administración Uribe marcaron la “securitización” y la “terrorización” de la agenda exterior en detrimento de otros temas mayores para Colombia A. En Colombia hay conflicto armado sino amenaza terrorista”. B. [...]
[...] Se puede considerar que los logros de la “terrorización” fueron múltiples porque el término se generalizó a escala mundial: así la Declaración de Panamá (firmada por seis países centroamericanos y Argentina) clasificó a las FARC como organización terrorista, también lo había hecho la Unión europea antes de la llegada al poder de Uribe pero se logró además en abril de 2004 que se incluyera al ELN en esta lista. Asimismo, las FARC, el ELN y a las AUC fueron listadas en el informe “Patrones globales del terrorismo” del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Por fin, el atentado de 2003 realizado por las FARC en contra del club El Nogal fue condenado fuertemente por el Consejo de Seguridad de la ONU, el Consejo permanente de la OEA y los presidentes de Centroamérica. [...]
[...] La terrorización del conflicto interno tuvo varias consecuencias sobre la agenda interior y exterior colombiana. En primer lugar, a la guerra antiterrorista se vinculó íntimamente la guerra antidroga puesto que se definió las drogas como las principales fuentes de financiación del terrorismo[4]: droga no habría terrorismo”. Así, Colombia pudo beneficiar de los acuerdos preferenciales ATPDEA (con Estados Unidos) y SGP (con Unión europea) que le otorgaron acceso privilegiado a estos mercados. Por otro lado, la atención del gobierno se vio reducida casi únicamente a estos dos temas, sin preocuparse de las consecuencias de sus medidas en asuntos como la protección los derechos humanos (el número de desplazados colombianos plaza Colombia justo después de Sudán con 2.6 millones de desplazados), el respeto del medio ambiente (se prefirió la necesidad de erradicar los cultivos ilícitos por el método de la fumigación intensiva hasta en los parques nacionales a pesar de su costo en términos de salud humana e impacto ecológico sobre la calidad del agua y los cultivos legales). [...]
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