Al culminar el ciclo de guerras civiles que marcó al siglo XIX, se inició en el Uruguay un período civilista caracterizado por el avance democrático, la confianza en las instituciones, la madurez política, y el avance en materia ideológica, económica y social. Estos elementos consolidaron el prestigio de nuestra nación a nivel internacional, el que se basó en la promoción de los principios de solución pacífica de controversias, no intervención y autodeterminación de los pueblos.
La política exterior uruguaya comienza a tener incidencia en la comunidad internacional desde la época de José Batlle y Ordoñez con su propuesta sobre arbitraje en la Conferencia Internacional de La Haya (1907), seguida por la Doctrina de la Solidaridad Americana elaborada por el Dr. Brum en 1917, los aportes para la creación de la Sociedad de Naciones y los esfuerzos para nuclear a los Estados americanos en una organización de índole regional.
El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial puso a prueba los mecanismos interamericanos de consulta. Fue en estas reuniones que se trataron los problemas de la neutralidad, la defensa de la paz y la democracia, y la influencia de los ideales totalitarios en la región.
Fue este escenario el que motivó al Canciller Rodríguez Larreta a elaborar su propuesta en 1945, en la que planteaba la participación multilateral del sistema interamericano con el objetivo de acotar el efecto de los quiebres democráticos y sus consecuencias sobre la paz y seguridad del continente.
Por otra parte, no cabe duda que todo lo referente al Plata es esencial para la política exterior de nuestro país. En palabras de Gros Espiell, “Constituye un elemento constitutivo necesario e ineludible del primer círculo de los intereses internacionales de la Republica”.
Teniendo lo anterior en cuenta, es menester cuestionarnos: ¿Cómo influyó la situación interna de la Argentina respecto a nuestro relacionamiento con ésta? ¿Cuáles fueron las principales características de las relaciones diplomáticas del gobierno de Amézaga? Asimismo, a raíz de la conflictiva situación argentina y teniendo en cuenta nuestra fuerte vinculación con los Estados Unidos en este período, ¿podría decirse que nuestra política exterior fue el resultado de la voluntad del gobierno americano?
[...] el Gobierno de México se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos, y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho que tengan las naciones extranjeras” para ello.[50] Comision rodriguez larreta- martinez El 30 de diciembre de 1946 los Ministros de Relaciones Exteriores de Argentina y Uruguay (Gregorio Martínez y Eduardo Rodríguez Larreta) firman el Convenio Relativo al aprovechamiento de los rápidos del Río Uruguay en la zona de Salto Grande. El propósito de dicho convenio era obtener mayor beneficio de las disposiciones naturales que ofrecen los rápidos del río Uruguay, en la zona de Salto Grande, para el desarrollo económico, industrial y social de ambos países”[51]. Asimismo, el objetivo que ambas naciones perseguían era el de mejorar la navegabilidad, además de aprovechar sus aguas para la producción de energía y facilitar la vinculación de sus comunicaciones terrestres. [...]
[...] ejemplo de Alemania, por la radio, por la prensa controlada, por el cine, por el libro, por la Iglesia y por la educación, se inculcará al pueblo el espíritu favorable para emprender el camino heroico que se le hará recorrer”. Por otra parte, meses después de culminada la guerra aparecieron dos submarinos alemanes que se entregaron dócilmente a la Argentina. No se supo que actividades habían realizado antes de entregarse; existía la idea de que habían dejado a jerarcas nazis en el sur, y se dudaba acerca del conocimiento por parte del gobierno Argentino. Sin embargo, el Ministerio de Marina de Argentina negó aquellos rumores, llegó ningún político ni militar alemán”. [...]
[...] La política exterior uruguaya comienza a tener incidencia en la comunidad internacional desde la época de José Batlle y Ordoñez con su propuesta sobre arbitraje en la Conferencia Internacional de La Haya (1907), seguida por la Doctrina de la Solidaridad Americana elaborada por el Dr. Brum en 1917, los aportes para la creación de la Sociedad de Naciones y los esfuerzos para nuclear a los Estados americanos en una organización de índole regional. El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial puso a prueba los mecanismos interamericanos de consulta. [...]
[...] En estas reuniones se manifestaba la propagación de la democracia en el continente y los derechos del individuo. El canciller uruguayo entendía que el principio de no intervención era un gran logro que debía conservarse y afianzarse pero que además debía armonizarse con otros principios, como lo es el de “paralelismo entre la democracia y la paz”. Conjuntamente, afirmaba que paz es indivisible” asegurando que los conflictos no se dan de forma aislada y contagian a la comunidad internacional entera. [...]
[...] La posición del canciller uruguayo se había realizado en completa confidencialidad con el gobierno norteamericano. Sin embargo, el 21 de noviembre, el Ministro de Relaciones Exteriores envió una nota circular al resto de las cancillerías americanas, que sí fue hecha pública dos días después, con la idea de fijar paralelismo entre la democracia y la paz”[20]. Paralelismo entre la paz y la democracia Para Rodríguez Larreta, los dos grandes conflictos del siglo XX habían dejado de manifiesto la existencia de “enemigos de la paz ansiosos de ejercer el derecho de conquista”. [...]
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