El panamericanismo, al igual que otras corrientes que podríamos denominar como ideologías de unión, casi siempre, ha tenido admiradores en América Latina, sobre todo si se considera, históricamente hablando, la existencia de una especie de confrontación con el poder colonizador. En este mismo contexto, Estados Unidos tuvo que luchar contra el imperialismo anglosajón y, de esto, podemos sacar la conclusión de que la historia entre ambos lados del continente tiene puntos comunes que es muy importante mencionar, para entender el objetivo de este trabajo.
A continuación, la idea según la cual América era para los americanos ha sido desarrollada por el propio Bolívar quien soñaba con un continente unido donde las fuerzas exteriores no podrían intervenir. En sus diversas cartas y discursos (y, entre ellos, se destaca el discurso de Angostura) decía lo siguiente: “[...] No somos europeos, no somos indios, sino una especie entre los aborígenes y los españoles. Americanos por nacimiento y europeos por derechos, nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de posesión y de mantenernos en el país que nos vi nacer, contra la oposición de los invasores [españoles]; Así, nuestro caso es más complicado y extraordinario” . En este fragmento, aunque notamos la presencia de un criollismo significativo, no cabe duda de que la idea esencial que se destacaba era la voluntad de demostrar que existen invasores y que ellos tienen que salir del continente para que este último pueda formar una sociedad americana unida. En otro contexto, podríamos ver en esto una especie de nacionalismo incipiente ya que parece alcanzar cierto grado de expresión política.
Por otra parte, se puede decir que la historia de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina pasó por periodos de altibajos. En efecto, el mismo Bolívar desconfiaba de los anglosajones viendo, en ellos, una posible amenaza pero admiraba el modelo político que utilizaban, como lo demostró en su discurso del 15 de Febrero de 1819 ante el Congreso de Angostura. Podemos ver, así, en ello, que la unidad con la que el Libertador soñaba, podría dar consecuencias negativas para los latinos. Otros autores como Viscardo , en sus libros, al mismo tiempo que Belaunde lo mencionaron. En realidad, esta idea de unidad se explicaba, esencialmente, por la presencia masiva de los criollos que, afortunadamente o no, controlaban los poderes estadales.
[...] Además de la doctrina Monroe, otros manifiestos o ideologías que se aproximan a esta idea de panamericanismo se manifestaron. En efecto, hemos visto la doctrina del Destino manifiesto (en inglés se dice Manifest Destiny) cuya idea enuncia el hecho de que Estados Unidos está destinado a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacifico. Dicho de otro modo, es una idea imperialista en la que se quiere justificar otras adquisiciones territoriales. La doctrina Roosevelt se manifestó, también, en este sentido. [...]
[...] Hubo que abrir negociaciones para aceptar la autodeterminación de Nicaragua. Participaron en éstas, la OEA junto a la ONU. Por otra parte, cabe señalar que un juicio en la Corte Internacional de Justicia está todavía vigente. En efecto, fue un caso llevado ante la Corte Internacional de Justicia en el cual el gobierno nicaragüense acusó a Estados Unidos por violaciones al derecho internacional al apoyar a la oposición armada (los contras) en su guerra en contra dicho gobierno y por minar los puertos del país. [...]
[...] La política exterior de Estados Unidos tuvo que centrarse, así, hacia una política de buen vecino e intentar aliarse con los menos socialistas, si podemos decir así, como los mexicanos o los gobiernos de Centroamérica. Esta estrategia permitiría, a continuación, sobrevivir en la escena política de América Latina. Este concepto de panamericanismo a la estadounidense aparece como una especie de main-mise de los norteamericanos en América Latina. Ya no es, teóricamente, lo que propugnaba Monroe, en su doctrina. Ese panamericanismo lo idealizaron los Bolívar, Martí y aquellos que aspiraban a una unión interamericana. Con esto, llegamos a la visión hispanoamericana del panamericanismo. B. [...]
[...] En esta parte, vamos a poner de manifiesto esa realidad panamericana, por una parte, por otro, estudiaremos la nueva arquitectura panamericana en todo el continente (incluyendo, claro, a Estados Unidos, quien es el promotor de dicha unión pero con una finalidad diferente a la de América Latina[18]) al incluir dentro de este conjunto el aspecto comercial del tema. La realidad panamericana supone la clarificación del objetivo de la OEA. Esto, va a ser el objetivo de nuestro trabajo, en esta última parte. El avance histórico de las relaciones interamericanas ha sido consolidado con el acuerdo de la OEA (Organización de los Estados Americanos). La Organización de los Estados Americanos (OEA) engloba a todos los países de América Latina (excluyendo a Cuba[19]). [...]
[...] Con esto, veremos las varias definiciones de la ideología panamericanista en los dos lados del continente. Esta parte del trabajo supone, forzosamente, una idea histórica de la situación y no un análisis profundo de la estrategia panamericana y su concepción dentro de una unión interamericana. Luego, en un segundo punto, veremos que la política de Estados Unidos hacia América Latina, justificada por este panamericanismo, permitió al país intervenir en los asuntos políticos y sobre todo en los conflictos de América Central y del Cono Sur. [...]
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