Aun Irene Khan, la secretaria de Amnistía Internacional, declaró hace dos meses durante una entrevista acordada al periódico de Bogotá El Tiempo que estaba “desalentada” por la lucha para los derechos humanos en Colombia. En efecto, como lo hemos visto a lo largo de este semestre, el origen de la violencia en Colombia es muy complejo y muy profundo. Además, los diferentes procesos de paz iniciados por los gobiernos sucesivos, que sea él del Presidente Pastrana o del actual Presidente Uribe, fueron muy criticados y todavía no desembocaron en resultados concretos a favor de una resolución próxima del conflicto.
Por consiguiente, parecería importante analizar cuáles son las condiciones de una Paz duradera y verdadera al conflicto colombiano, condiciones que serían imprescindible establecer antes de proponer un nuevo proceso de Paz. ¿Cuáles son los requisitos mínimos necesarios que cumplir para poder proponer un nuevo proceso de paz? ¿Cómo se puede fundir un Estado democrático durable y pacífico teniendo en cuenta un pasado doloroso que sigue actuando sobre el presente?
Sin acabar primero con las deficiencias e incoherencias institucionales, sociales y económicas, no se puede pretender resolver los serios problemas que sufre la sociedad colombiana. Por eso se debe imperativamente insertar a un hipotético proceso de paz un amplio programa tomando ciertas disposiciones precisas e imprescindibles, para que una paz duradera pueda instaurarse en Colombia. Además, para que la paz lograda sea verdadera, es necesario que la solución satisfecha ambas partes del conflicto, los detentares de la violencia, como las víctimas.
[...] Mi propósito en esta exposición no era obviamente de presentar soluciones “clef en main” para la resolución del conflicto, dado que si había sido tan fácil, por supuesto el conflicto hubiera sido arreglado desde hace años. Por consiguiente, pienso que estas cuatro pistas de trabajo (parte dos) son los requisitos mínimos que cumplir para que sea viable un proceso de paz a la vez eficaz y ético, en conformidad con los derechos humanos. Ahora para empezar el informe colectivo y el debate nos podríamos preguntar ¿Qué forma, erradicación o negociación, tendríamos que privilegiar para proporcionar un nuevo proceso de paz? [...]
[...] Según las recomendaciones de Amnesty International, la militarización no va a suprimir a largo plazo la producción de droga y está inclinada a conllevar un incremento de las violaciones de los derechos humanos. El Plan principalmente hace hincapié en la represión, mientras que una parte más importante debería acordarse a las medidas de promoción de los cultivos alternativos. Se debería consagrar medios financieros a la altura del objetivo perseguido. Además, para procurar ingresos a los campesinos, los cultivos de sustitución tienen que ser plantados en superficies mucho más extendidas que los plantíos de coca o de amapola. Por consiguiente, las superficies cultivables tienen que aumentarse. [...]
[...] A esta concepción de la reconciliación, S. Lefranc opone la de los grupos representantes de las víctimas, que quieren organizar una reconciliación nacional basada en el descubrimiento de la verdad, en el ejercicio de la justicia y en el deber de memoria hacia las víctimas. En otros términos, a la reconciliación como limitación, aun sustituto, de la justicia, las organizaciones de víctimas proponen la “verdadera reconciliación”, la que solo puede tener lugar después de un restablecimiento del “curso normal” de la justicia, y de una integración del recuerdo de los crímenes pasados a las prácticas políticas. [...]
[...] La verdad, la justicia y la reparación, para una paz verdadera No cabe que sea durable, sino que para resolver de manera definitiva el problema, es necesario que la paz sea verdadera, es decir que se aplique la retórica del perdón para que sea lograda la reconciliación nacional. Voy a retomar el análisis dado a la cuestión de la resolución de los conflictos internos hecho por S. Lefranc en su libro Les politiques du pardon. La autora recuerda por un lado que el uso de la retórica de la reconciliación puede ser considerada como una tentativa de dar una legitimidad al compromiso, a las negociaciones entre los grupos armados legales o no, que acompaña la resolución del conflicto. [...]
[...] Se constata entonces que la paz solo podrá pasar por una promoción c. Promover una estrategia de desarrollo a largo plazo Un nuevo plan de paz no debe limitarse a entregar una asistencia humanitaria a los sectores más desfavorecidos sin completar este enfoque por una real estrategia de desarrollo a largo plazo. El Plan debería ser más ambicioso en materia de derechos económicos y sociales. Debería integrar objetivos cifrados y cualitativos precisos en materia social (en términos de educación, de acceso al agua potable y a las curas médicas, etc.). [...]
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