La reanudación y la multiplicación de los acuerdos regionales estos últimos años ¿se traduce por una convergencia, una interdependencia creciente de las economías?, ¿o bien sería mejor dicho reveladora de la heterogeneidad de la zona?
En un contexto de efervescencia de los proyectos de integración económica regional en América Latina, esto es la problemática a la cual se propone responder Carlos Quenan, maestro de conferencias en el Institut des hautes études de l'Amérique latine, donde dirige el master profesional Relations Europe-Amérique latine, y autor del presente artículo.
El texto que voy a comentar pertenece a un dossier consagrado a la actualidad geopolítica de América Latina en un bastante reciente número de la revista Questions Internationales. Esta revista se propone ofrecer cada dos meses las llaves de comprensión de uno de los grandes temas de la actualidad mundial y europea, con una serie de artículos de síntesis o de análisis. La presentación de este artículo es claramente pedagógica: está acompañado por gráficos, mapas geográficos y otros artículos más breves que llevan un enfoque más preciso o que nos dan otra perspectiva sobre el tema, y sobre los cuales nos apoyaremos para nuestro comentario.
[...] qué la integración económica puede proteger la democracia? Hasta los años 70, los primeros tratados de integración son estrictamente económicos y se hacía además mención del respeto de la “pluralidad de regimenes”. Esta situación va a cambiar en 1969 con la firma del Pacto Andino. Los gobiernos de los cinco países caracterizan la democracia como un “principio fundador” de la integración aún si unos gobiernos firmantes eran dictatoriales. Según Dabène, se observa que son los primeros países que conocieron acuerdos de integración profundizados que en el mismo tiempo conocieron las primeras transiciones, lo que le permite subrayar el vínculo obvio integración / democratización. [...]
[...] El autor apunta la falta de políticas de convergencia y la ausencia de amortiguadores de crisis para crear reales lazos de solidaridad entre países miembros. Uno de los mapas incluidos es revelador de la gran heterogeneidad de la zona en términos de ingresos. Las desigualdades entre países son sorprendentes, con un ratio de uno a diez entre Bolivia y Chile por ejemplo. - El autor apunta también la insuficiencia de la estructura institucional. Nos recuerda por ejemplo la ausencia para el MERCOSUR de mecanismos de solución de los conflictos. La cuestión de la estructura institucional hubiera merecido ser profundizada por el artículo. [...]
[...] A esta tipología bipolar, se puede preferir otra, cuyos autores son los franceses Deblock, Brunelle, y Rioux (2003). Sus reflexiones están basadas en un triángulo de incompatibilidades entre tres características, exigencias u objetivos posibles en el marco de una construcción regional. Estos 3 parámetros son: la autonomía de los mercados, la soberanía de los estados y la cooperación institucionalizada entre los miembros. Ninguna forma regional, puede conciliar plenamente estos tres rasgos, dos solamente pueden ser totalmente respectados, lo que nos lleva a definir tres tipos puros de regionalismo. [...]
[...] Sin embargo pertinente la tipología de Bela Balassa cuando uno se dirige a América Latina? Según Henri Regnault, la Unión Europea sería en realidad el único ejemplo relevante de una tal gradación progresiva en la integración regional. Esta tipología le parece insuficiente para analizar los procesos que ocurren en América Latina. Como los explica el autor, esta tipología deja entender que los vínculos económicos entre UE y Turquía, que comparten una unión aduanera, serían más fuertes que los nexos entre los países de ALENA, que comparten simplemente acuerdos de libre comercio. [...]
[...] En efecto, la interdependencia económica generada por el proceso de integración hace que un gobierno no pueda instaurarse en uno de los países miembros sin que los demás estén de acuerdo. Esto contribuye a crear una verdadera de seguridad democrática”, política de solidaridad entre gobiernos democráticos, manera para los nuevos dirigentes democráticos de “atarse las manos” según la propia expresión de Dabène. Más allá, a largo plazo, la integración debería traer la legitimación de los nuevos gobiernos por el éxito económico. [...]
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