S. Ahmad quiere mostrar que tenemos una imagen falsa sobre las marcas, oponiendose a cuatro creencias. La primera es que no somos manipulados por las marcas sino que es el contrario : otorgamos poderes. Los gustos de los consumidores cambian todo el tiempo y se hacen más desleal y críticos en un contexto en el que tenemos más elecciones que jamas. Las marcas son cada dia más vulnerables. La población de los paises desarrollados no las compran porque son un indicator de calidad sino porque es un símbolo de ideas o de una manera de vivir particulares. Las compañías usan las emociones y el deso de consumir para atraer estos consumidores difícil a convencer. Es una tarea difícil que las empresas hacen con muy pocos resultados.
Segundo, la globalización no genera una uniformización de la cultura sobre el modelo de los Estados Unidos. El mundo es hecho de culturas más variadas y fuertes que nunca. Tercero, las empresas no son demonios inmorales. Gestionan el dinero de los accionistas traendo de generar ganancias que se pueden invertir en nuevos negocios creando al mismo tiempo nuevos empleos. Entonces, buscando ganancias, las empresas generan beneficios sociales.
[...] Entonces, buscando ganancias, las empresas generan beneficios sociales. Las marcas permiten un buen funcionamiento de una economía en la cual la competición, la posibilidad de elegir y la innovación son garantizadas por el mejor beneficio de todos. Por fin, las empresas no tienen más poder que los estados. Aunque la mejor situación sería la de un mercado libre que se autorregula, las empresas son todavía controladas por los estados. En efecto, permanecen irregularidades en el mercado que tienen que ser condenados. [...]
[...] Es lo que vimos con el escándalo Nike de los años 1990 denunciando las condiciones de trabajo de los empleadores de sus fábricas en los países en desarrollo. La crítica se concentró en particular sobre el trabajo infantil. Nike tenía que cambiar sus condiciones de producción. Este escándalo tenía tantas repercusiones en razón de la importancia que tenía la marca Nike. Sin embargo, el comportamiento de muchas empresas como números de causas sociales se queda ignorado. . http://walmartstores.com/sites/AnnualReport/2008/docs/wal_mart_annual_report _2008.pdf . [...]
[...] Si hay más o menos una misma oferta en todo el mundo, las particularidades locales no desaparecieron. Las culturas locales resistan y rechazan el modelo cultural único. Cuando los Estados Unidos se daban cuanta de esta evolución, se desarrolló un marketing de la diversidad. Estoy bastante de acuerdo con N.Klein cuando dice que en vez de diversificar las campañas de marketing en función del producto, el principio era de organizar una campaña que puede vender diversidad hablando a todos con un único mensaje. [...]
[...] Si este nuevo comportamiento es ahora una obligación de la empresa, es porque la marca tiene una importancia más grande que jamás. Entonces, no creo que debamos criticar el sistema de marcas. Como lo escribe S. Ahmad, las marcas nacieron para proteger el consumidor. Son una garantía de calidad y de fiabilidad. Como la confianza es a la basis del valor de una marca, la empresa tiene que trabajar para retener esta confianza. Ahora somos dependerte de las marcas. Nos permite de eligir con más informaciones y más posibilidades. [...]
[...] Lo podemos ver sobre la denuncia del mercado del diamante y de los señores de guerra. El mercado del diamante funciona sobre un sistema de carteles y 80% del mercado es en las manos de De Beers. Es esta empresa que hace del diamante una piedra rara. Es ella también que impone un registre de los vendores. Al final la ONG tiene una verdadera estrategia: tomar un tema (los señores de guerra, los niños soldados), buscar las causas en el mercado (el mercado del diamante) y construir un vínculo con la marca (De Beers). [...]
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