Para analizar las maneras de articular la identidad pluricultural de España dentro de Europa, hay primero que precisar los términos de la pregunta. En « articular la identidad pluricultural » entedemos unir las diferentes componentes culturales de la identidad española, elaborar un marco en el cual las diferencias culturales propiamente dichas, pero también religiosas o políticas, se completen en lugar de afrontarse o de ignorarse. Es seguro que con esta definición se trata de un modelo ideal, no de una realidad posible. Pero el objetivo es encontrar medios de acercarse a este ideal, por tanto medios que pueden ser utilizados en la realidad.
Otra parte importante de la pregunta resulta en la evocación de « una Europa amplia y unida ». ¿Que quiere decir una Europa « amplia » ? Aquí consideraciones geográficas no tienen interés. A mi parecer lo que importa más es el número de países miembros de la Unión Europea. Eso tanto más cuanto que se trata al mismo tiempo de une Europa « unida », lo que impide por lo menos hablar de los países que no forman parte de la UE. Así podramos hablar tanto de la Europa de los quince (ya amplia) como de la nueva Europa de los veinticinco, esperando más.
Ahora ¿cómo se podría vincular el objetivo español de articular su identidad pluricultural con su pertenencia a la UE ? Gracias a lo que ya ha pasado desde el ingreso de España en la UE en 1986 (el crecimiento económico, la « europeización », el nuevo interés de otros países europeos para España, la nueva importancia diplomática de España al nivel internacional), podemos distinguir tres ejes de reflexión. Primero, ¿ cómo España pueda aprovechar de su pertenencia a la UE para articular su identidad pluricultural, en particular respeto a las autonomías o a las diferencias religiosas ? Segundo, ¿cómo podría la « europeización » de España (que habrá que definir) participar en el mismo objetivo ? Y por fin, ¿tenga España un interes de intentar ser para Europa un modelo de integración de las diferencias con intención de reunir todo el país en apoyo a este proyecto ?
Veremos que España se podría aprovechar tanto de los fondos y de la colaboración europeos como de la libre circulación de personas en Europa para reforzar la articulación económica, política y social de su diversidad cultural. Estudiaremos después cómo lo europeo de España podría (o no) permitir ciertos concenso o sentido nacional, antes de ver que el potencial de modelo que tiene España en Europa debería ser una ventaja para la articulación de su propia identidad.
[...] En efecto en España siempre existe el vínculo oficial entre la Iglesia católica y el Estado (desdes los Acuerdos del 1979, más fléxibles que el antiguo Concordato del 1953), y por eso se imparten clases de religion católica. Pero muy poco estaba previsto para los niños musulmanes, de modo que apareció a principios del siglo veintiuno una situación de desigualdad frente a la enseñanza de la religión en la escuela pública. De la misma manera que la Iglesia católica es la única en recibir financiación de los presupuestos del Estado, se hubiera podido legitimar el que la religión musulmana no tuviera ayuda del Estado para ser enseñada en las escuelas públicas con motivo de que no es la religión oficial. [...]
[...] En primer lugar porque el objetivo de estos fondos es reducir las desigualdades entre las regiones y favorecer un desarrollo equilibrado de todas las regiones en Europa. Y en particular en España, lo que permite esperar que ninguna región tenga demasiado retraso y pierda sus capacidades de negociación con el Estado en comparación con las Autonomías más poderosas. De modo que todas las autonomías podrían ser tratadas de manera equitativa. Además, si nos fijamos en el proceso de obtención de los fondos del FEDER, aprendemos que los fondos van directamente a actores locales, en el marco de planes de desarrollo establecidos juntos por la UE, el Estado y las administraciones locales o regionales. [...]
[...] Escribía en 2002 en El País que España democrática nunca ha[bía] tenido una verdadera oportunidad de darse a conocer en el País Vasco”, en particular porque se les presenta a los niños los símbolos democráticos del Estado como “imposiciones detestables”, y que resultan expulsados los que no se avienen al perfil nacionalista. Esta vision suya es un poquito pesimista pero alimenta las dudas sobre la posibilidad de una convivencia de las dos culturas bajo una identidad común, que exista o no la dimensión europea. Además podemos preguntarnos qué va a significar europeo” en los próximos años, si se amplia Europa hasta Bielorrusia, Ucrania y Turquía. Se plantea mucho en Francia el problema de los límites orientales de la UE: ¿Quiénes son los europeos? ¿Cuál es el sentido de la construcción europea? [...]
[...] A mi parecer lo que importa más es el número de países miembros de la Unión Europea. Eso tanto más cuanto que se trata al mismo tiempo de une Europa unida lo que impide por lo menos hablar de los países que no forman parte de la UE. Así podremos hablar tanto de la Europa de los quince (ya amplia) como de la nueva Europa de los veinticinco, esperando más. Ahora ¿cómo se podría vincular el objetivo español de articular su identidad pluricultural con su pertenencia a la UE ? [...]
[...] Sin embargo, hemos visto que la pertenencia de España a una Unión Europea que sigue construyéndose le permite encontrar diferentes tipos de medios. Unos numerosos medios vienen directamente de las ventajas de la pertenencia a la UE: son los fondos europeos, las políticas y acciones comunes, o las oportunidades turísticas. Otros derivan de la europeización de España, que permite reducir algunas fracturas en la población española. Y los últimos se encuentran en el papel de modelo europeo desempeñado por España y en la capacidad del país de observar los otros modelos propuestos en Europa. [...]
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