Es necesario para entrar en el desarrollo, transformación de la deuda mantener referencias que nos indiquen cuales fueron sus orígenes. Ya como Estado Nación el Ecuador al momento de su constitución tenía una deuda de 1'424,759 libras esterlinas, proveniente de empréstitos de guerra por la liberación del Virreynato de Nueva Granada, Real Audiencia de Quito que formaron posteriormente la Gran Colombia, y que correspondieron a la parte proporcional que según su área población correspondía asignar a nuestro país. Durante la historia de nuestro país hasta la actualidad no ha habido un solo momento de la historia en que hayamos dejado de cargar con el peso de la deuda.
Como se pudimos anotar desde los inicios de la república los grupos de poder llámense terratenientes, luego banqueros nacionales y extranjeros concedieron préstamos al Estado ecuatoriano a cambio de prebendas y jugosos intereses que contribuyeron a la acumulación de sus capitales en desmedro del desarrollo económico y social de los ecuatorianos. La deuda interna pública ha sido también uno de los mecanismos que contribuyeron a dicha acumulación. Antaño como ahora la banca privada ha sido la beneficiaria del endeudamiento interno público. En épocas de crisis y de reducción de fuentes externas se ha acudido a la emisión de bonos del Estado y a partir de los 90 a Certificados de Tesorería, con lo que se ha elevado la deuda interna, que muchas veces es manejada por la banca extranjera que usa a la banca local como una pantalla.
Nuestro enfoque se dirige a los dos períodos intermedios que cubre el siglo XX y avances del cuarto período en el siglo XXI.
[...] Más del 80% de la deuda externa ecuatoriana era contratada a tasas de interés flotante. En este contexto, los bancos y organismos multilaterales (FMI y Banco Mundial) impidieron la adopción de una posición común de los deudores y aun más la conformación de un club de países deudores. Al contrario, promovieron “comités de gestión” y “clubes de acreedores” para aglutinar y coordinar los intereses de los acreedores. La falta de unión de los países deudores se debe también al hecho de que muchos de los encargados de renegociación de la deuda eran poseedores de papeles de la deuda, o al menos estaban vinculados a los intereses del capitalismo mundial. [...]
[...] Pero a partir de los primeros años de la década de los 60 la dependencia de la deuda externa empezó a sentirse como un estrangulamiento en nuestro país. Se pensó en solucionar el problema a través de un esfuerzo mancomunado de los países afectados. Y se hizo un llamado a proceder con cautela al usar los ahorros nacionales en proyectos. El Ecuador propuso un plan para la región: se presione multilateralmente por la consecución de condiciones más ventajosas para los deudores, con un interés común de 2,5 por ciento y plazos de hasta 30 años”. (ACOSTA, Alberto, La Deuda Eterna, pág. 196). [...]
[...] Es decir la deuda interna pública ha sostenido principalmente el pago de la deuda externa pública. Una deuda que en alguno de sus tramos es considerada deuda ilegítima. Nuestro enfoque se dirigido a los dos períodos intermedios que cubre el siglo XX y avances del cuarto período en el siglo XXI. El siglo XX 1930's-1970 Hasta 1931 se logró mantener el servicio de la deuda, A partir de 1936 se mantuvo una situación de moratoria casi total hasta mediados de los años cincuenta. [...]
[...] Este ajuste satanizó al Estado por ser el causante del déficit fiscal del Ecuador. Sin embargo, se calló que estas dos plagas se deben, a más de los problemas nacionales y de las deficiencias del sector público, al servicio de la deuda externa. El paquete conservador buscó también cumplir con el servicio de la deuda externa. Ana Lucía Armijos, gerente general del Banco Central del Ecuador dijo que “primero es la deuda externa, después lo social”, ya que se sigue aplazando su pago, la deuda crecerá, estrangulando toda posibilidad de desarrollo y sin desarrollo es imposible el pago de la deuda social A la final, los nuevos gobernantes suspendieron el costoso pago simbólico del 30% de la deuda a mediados de 1992, fue otra moratoria. [...]
[...] En dicho país, el gobierno se negó desde el principio a avalar dicha deuda, pues ello equivalía a absorber los riesgos comerciales de las empresas, frente a lo cual elaboró algunos programas para apoyar a que dichas empresas puedan atender el servicio de su deuda externa, con algunos mecanismos para disminuir las riesgos de devaluación o de no disponibilidad de divisas. Pero sin asumir todos los riesgos como en el caso ecuatoriano. Otros países de la región también pusieron en marcha esquemas similares, como la Argentina y Chile: siempre presionados por los organismos internacionales, que se encargaron de difundir en el mundo la experiencia ecuatoriana, que fue conocida en otras latitudes también como “sucretización”. [...]
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