Amartya Sen es hoy día uno de los teóricos más influyentes en el campo de los estudios y políticas de desarrollo. Se considera que es al origen de un agregado tan utilizado como el IDH (Índice de Desarrollo Humano) o de la expresión ahora recurrente de “desarrollo humano”. Sen define el desarrollo como el “proceso de expansión de las libertades reales que disfrutan los individuos”. ¿En qué su teoría del desarrollo, a partir del enfoque de las libertades, representa un giro notable con las teorías del desarrollo precedentes?
Para Sen, las libertades son a la vez un fin y un medio (constitutivas e instrumentales) del proceso de desarrollo. Sen diferencia cinco tipos de libertades fundamentales, que son la libertad política, los servicios económicos, las oportunidades sociales, las garantías de transparencia y la seguridad protectora. Estas libertades deben ser valoradas por sí mismas, porque son “el derecho propio de cada persona” que les permite salir de una situación de pobreza.
[...] Y dado que el ser humano es libre, debe también ser libre de elegir las libertades que valora. Por eso, la participación política es esencial, una de las primeras libertades fundamentales. Se refiere sobre todo a la democracia liberal, en la que los ciudadanos participen a la toma de decisiones y los gobernantes son incitados a evitar las grandes catástrofes sociales para ser reelegidos. El economista pakistaní Mahbub ul Haq se inspiró de la teoría del desarrollo de Sen para elaborar el ahora famoso IDH. [...]
[...] El individuo es responsable de su propio desarrollo, una vez que tiene acceso a estas libertades fundamentales; uno podría contestar que las faltas de capacidades también resultan de procesos históricos cuyos responsables (las antiguas colonias por ejemplo) son, de hecho, deresponsabilizados. Por lo tanto, el método de Sen es realmente innovador. Las libertades son también instrumentos del desarrollo, se fortalecen mutualmente. Sen estudia estas interconexiones, yendo más allá de las aparentes causas directas (que pueden ser, cuando uno investiga más, indirectas, o incluso parciales y condicionales, como por ejemplo la relación entre la renta y la riqueza). [...]
[...] Pero finalmente, lo que saca de la lectura de su texto es que, precisamente, no puede existir un agregado combinando diversos aspectos ponderados, que pueda evaluar el nivel de desarrollo de una sociedad estudiada. Lo importante es el proceso global de aumento de cada libertad fundamental, en relación con las particularidades de cada espacio. [...]
[...] El problema de considerar únicamente las regiones a partir de sus particularidades para explicar las características de su pobreza (en el sentido de falta de capacidades) es que elude las relaciones de poder que pueden existir entre varias regiones y que influyen sobre las capacidades de sus individuos (como, por ejemplo, el sistema centro-periferia teorizado por la escuela de la dependencia, y que explica según ella el difícil acceso a las tecnologías). III- El ser humano al centro del proceso de desarrollo Con su enfoque de las libertades, Sen valora al ser humano de varias maneras. Primero porque desde esta perspectiva, el ser humano es el último fin del proceso de desarrollo. Se trata de mejorar sus capacidades para que ejerza su responsabilidad intrínseca, para que sea el primer actor de su propio bienestar. [...]
[...] Sin embargo, se puede emitir dudas sobre esta cuestión: parece que Sen atribuye al Estado un papel esencial en la definición de los valores, dado que el autor analiza la tolerancia del paro a partir de las políticas públicas de cada región. Quizás los Estados europeos no parecen preocuparse tanto del paro como los Estados Unidos, pero no es seguro que los desempleados europeos sean tan “tolerantes” respecto al asunto del paro. Sen también insiste en la importancia de la historia y de la cultura como influencias en los tipos de pobreza de cada región. [...]
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