La tasa de Tobin fue un proyecto que nació en el espiritú de James Tobin, premio Nobel de Economía, al principio de los años 70. Tiene su origen en la nueva instabilidad de las economías de este periodo que era causada por el fuerte aumento de los flujos de capitales no productivos en el total de los flujos comerciales mundiales – tendencia favorecida por la globalización de los intercambios, la dereglementación, las tasas de cambio flotantes y la liberalización de las economías. Con ella, James Tobin esperaba reducir – o aun suprimir – con esta tasa toda incitación a la especulación, imponiendo un impuesto débil pero que sería disuasivo a todas las transacciones monetarias. Esta tasa tuvo grande mediatización en los años 90 a causa de la multiplicación de las crisis financieras de escala internacional que tuvieron lugar: entre ellas se puede citar la crisis de la deuda de los países del Sur en la decada de los ochenta, la crisis de Mexico en 1994, la de los países asiáticos en 1997, la de Rusia y Brasil en 1998. Se acusaron a menudo como responsables de las crisis los flujos de capital de corto plazo, y se formó un cierto consenso para sugerir una regulación de estos movimientos. El estudio de la tasa se convirtió en un objeto de analisis por parte de la ONU, del PNUD y del G7, y el objeto principal de reivindicaciones por parte de asociaciones altermondialistas como ATTAC.
[...] ¿Por qué se necesitaría una regulación de los flujos de capitales? Para entender la necesidad de esta regulación, hay que definir y describir brevamente los flujos de capitales y sobre todo la situación económica desde los años 70. Existen dos tipos de movimientos de capitales: - los movimientos de capitales inductos por el comercio de bienes y servicios - y los movimientos de capitales autónomos (que tienen su propia lógica) entre los cuales debemos distinguir las inversiones directas extranjeras (IDE) de largo plazo (lógica industrial) y las inversiones de portafolio que obedecen a una lógica de rentabilidad de la inversión financiera de corto plazo (lógica especulativa) Dentro de este mercado de capitales, se nota desde los años ochenta un crecimiento exponencial y espectacular de las inversiones de portafolio. [...]
[...] Sin embargo, existen también dificultades a la implementación de la tasa con respecto a la situación política y económica de los países en desarrollo. En efecto, no se puede olvidar los altos niveles de corrupción que existen en la mayoría de estos países. Y no se puede admitir que esta ayuda financiera sea sistemáticamente desviada y que no llegue a la población. Asimismo, no se debe olvidar que los beneficios financieros de la tasa Tobin serían efímeros puesto que el objetivo de la tasa es suprimir la gran mayoría de las transacciones financieras. [...]
[...] Entonces, la tasa Tobin tendría sobre esta empresa un impacto muy limitado. Limitar la especulación y forzar los especuladores a prolongar sus horizontes de inversión (obligándoles en adelante analizar concienzudamente los fundamentos económicos) no seria el único beneficio de tal tasa financiera. También, según Tobin, la tasa permitiría un crecimiento (aunque limitado) de la autonomía de las políticas nacionales en materia monetaria y macroeconómica, al disminuir la presión del triángulo de incompatibilidad (que impide tener a la vez una política monetaria autónoma, cambios fijos y libertad de movimientos de capitales). [...]
[...] En primer lugar, se puede preguntar hasta qué punto los países desarrollados pueden ser altruistas. En efecto, la mayoría de los ingresos de la tasa viniendo de estos países, qué medida ellos van a aceptarían entregar la totalidad del dinero a los países en desarrollo? Afirmar que la redistribución integral de los ingresos no crearía conflictos sería desconocer la realidad social de estos países que tienen también problemas de pobreza. Otro problema político de gran importancia para la implementación de la tasa Tobin es que debería ser aplicada al nivel mundial, lo que necesitaría una coordinación política. [...]
[...] Como consecuencia de estos acuerdos, se crearon el FMI y el Banco mundial. Sin embargo, suprimiendo la convertibilidad dolar-oro, se generó una inestabilidad excesiva del mercado monetario a causa de la especulación. En efecto, hoy en día, constatamos que las tasas de cambio no solo dependen de los dichos “fundamentos económicos” (tasa de inflación, déficit presupuestario, balanza comercial, deuda pública, etc.) sino también de operaciones puramente especulativas, es decir actividades que no producen nada y que tienen la ganancia como única finalidad. [...]
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