En espagnol.
Gracias a la difusión de los planteamientos del libro “The Construction of the Social Reality”, la fenomenología adquirió un rango mayor en las ciencias sociales, y particularmente en sociología general, dedicándose a fomentar una perspectiva original para contribuir a la sociología del conocimiento que inició Max Scheler a través de su interés en la construcción de la vida social . Partiendo de los individuos y de sus interacciones, el tratado del filósofo alemán Thomas Luckmann y del sociólogo estadounidense Peter Berger se distingue del acercamiento adoptado por Pierre Bourdieu en cuanto al carácter estructuralista de su constructivismo, erigiendo una sociología que podemos llamar “constructivismo fenomenológico”. “The Construction of the Social Reality” se puede clasificar, entonces, como integrante del paradigma interpretativo en la medida que trata de analizar, más allá del objetivismo de Émile Durkheim, de las significaciones subjetivas de Max Weber y del interaccionismo simbólico de George Herbert Mead, los conocimientos comunes o cotidianos que representan el nudo de la nueva sociología del conocimiento interesada al estudio de la construcción de la realidad social. La publicación de la obra es concomitante con la emergencia de la etnometodología, lo que puede explicar históricamente la voluntad de introducir el estudio de la vida cotidiana en la sociología gracias a la fenomenología...
[...] Kart Mannheim contribuyó también a la sociología del conocimiento argumentando que ningún pensamiento humano pueda escapar a la ideología propia del contexto social dado. En la edición en inglés de 1967 (Anchor Books, NY) que hemos usado para este trabajo, los autores reconocen en pie de pagina (p.194) que esta primera parte proviene de las reflexiones preparadas por Schutz y Luckmann para publicar bajo el nombre de Strukturen der Lebenswelt”, estructuración del mundo de la editado en español en 1973. [...]
[...] En este sentido, la sociedad es para los autores una realidad objetivada, o sea exteriorizada, porque se emancipa de los actores que la producen. Pero también es objetivada a medida que es constituida por mundos de objetos separados de los sujetos. Este doble proceso de exteriorización y de objetivación se sustenta en el conocimiento ordinario tipificador y en las interacciones cara a cara, y origina los procesos de institucionalización[5] y de legitimación[6]. La institución participa del control social. Es en el trabajo de la historia, por medio de la cristalización de las tipificaciones y de los hábitos, y de sedimentación a través del tiempo, que las instituciones adquieren una cierta solidez y estabilidad[7]. [...]
[...] Para los autores, las tipificaciones de las personas tanto como de las situaciones se vuelven anónimas en cuanto la interacción se aleja en el tiempo. El grado de interés o de intimidad tiene un impacto sobre el anonimato que se extiende más a medida que el campo de tipificación se amplifica. Así, la realidad social cotidiana es concebida por los autores de manera continua en función del alejamiento de la relación cara a cara (p.41). De este modo, la estructura social puede ser interpretada como la suma de las tipificaciones y de los modelos recurrentes de relaciones establecidas a través de las interacciones. [...]
[...] Si los autores conceden que la socialización completamente exitosa es imposible, dicen también que su fracaso es muy escaso. Su éxito depende de una simetría perfecta entre realidad objetiva y subjetiva. (p.163-165) Señalan posibilidades de socialización deficiente cuando existe una cierta discrepancia entre socialización primaria y secundaria. Puede haber disociación de la identidad del sujeto entre lo adquirido en las dos fases, lo que puede resultar potencialmente peligroso para el orden institucional establecido si este fenómeno se generaliza. Pero también puede ocurrir la interiorización de mundos diferentes, remplazando su identificación primaria por una identificación imaginaria. [...]
[...] Aquí mismo interviene el lenguaje simbólico que es una construcción inaccesible a la experiencia común. A pesar de eso ciertos sistemas de símbolos -como la religión o el arte- tienen una incidencia fuerte en la realidad de la vida cotidiana siendo objetivamente reales. El lenguaje elabora campos semánticos que determinan una zona de interés compartido o no con los demás individuos, y es dentro de éstos que se fija lo que es disponible y común a los individuos bajo la forma de acervo (stock) de conocimiento[3]. [...]
Source aux normes APA
Pour votre bibliographieLecture en ligne
avec notre liseuse dédiée !Contenu vérifié
par notre comité de lecture