Medios de comunicación y democracia parecen formar una pareja casi natural. En efecto, si remontamos al origen de los dos, podemos encontrar las revoluciones burguesas. Por ejemplo, en Francia, las primeras publicaciones regulares de periódicos, o por lo menos de noticias, remontan a la época de la revolución de 1789. Los primeros periódicos franceses incluso han fomentado este cambio de régimen, criticando y parodiando el régimen monárquico. Desde entonces, los medios de comunicación han sido actores de la democracia en el sentido de que se solía atribuir determinada ideología a cada uno de ellos. Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, cuando los países europeos oscilaban entre república, monarquía, y dictadura, los periódicos han sido actores de esta competición política. Fue su edad de oro, tanto en términos de prestigio como de éxito económico. Luego, con la aparición de la radio y de la televisión, los medios de comunicación han empezado a diversificarse, y a perder el peso ideológico que tenían. Hoy en día, Internet está revolucionando de nuevo los medios de comunicación: el web permite cada vez más rapidez e interacción en el tratamiento de la información. En cuanto a si fomenta o no la libertad de expresión, el debate queda entero. Pero está claro que el paisaje mediático actual es radicalmente diferente del de los años 60 o 70. La explosión de la televisión, a expensas de la radio y de los periódicos, hace que hemos entrado en la sociedad de la imagen más que del conocimiento.
[...] Son cada vez mas omnipresentes, como lo ilustra la media de tiempo diario que pasamos delante de la televisión, en alza continúa. Esto hace que los medios de comunicación, más que nunca, se están volviendo instrumentos potenciales de manipulación. Su fuerza es enorme, tanto el plano político, como en el socioeconómico. Pero concretamente, qué consiste en poder de los medios de comunicación? En un primer momento intentaremos responder a esta cuestión. Luego, nos interesaremos a otro problema que plantea el poder de los medios de comunicación, o sea si se podemos realmente hablar de un “cuarto poder” independiente. [...]
[...] Todos estos procesos hacen que los medios de comunicación tienen un poder enorme en nuestras sociedades. Pero es muy difícil concebir este poder como independiente. Por tanto, ¿son los medias un cuarto poder independiente, o más bien se les puede designar como el instrumento de los poderosos? Tradicionalmente, se ha utilizado unas expresiones tales como “perros de guardia de la democracia”, o “guardianes de la democracia”, para hablar de los medios de comunicación. En ese sentido, se consideraba que su enorme poder de difusión de las informaciones, era un mecanismo de defensa del interés público. [...]
[...] Más allá de la rentabilidad de los medios de comunicación a través de la publicidad este fenómeno se explica por el enorme poder y la influencia que tienen los medios de comunicaciones en las sociedades modernas. En cuanto intermedios entre el individuo y el mundo, los medios de comunicación aparecen como el medio más simple y más eficiente para introducir filtros entre la realidad y lo que percibe la gente. Por ejemplo, podemos encontrar una multitud de caso de temas, a menudo muy relevantes en su época, que han sido completamente excluidos de los medios de comunicación. [...]
[...] Parece que los medios de comunicación están sometidos a los poderosos en el sentido de que solo hablan de los que ésos quieren. Rara vez se habla, por ejemplo, de las acciones de asociaciones o grupos políticos de pequeño tamaño, hasta que los poderosos decidan instrumentalizarles. Otro ejemplo de la campaña francesa ilustró este fenómeno. El presentador de televisión Nicolas Hulot, muy popular por su lucha a favor de la ecología, fue a punto de presentarse como candidato a la presidencia, al considerar que ninguno de los demás candidatos ni siquiera el partido Verde satisfacían los requisitos de su Pacto Ecológico. [...]
[...] Más allá de las noticias, los medios de comunicación también crean estereotipos y modos de vida. Las series americanas exportan la visión estadounidense y su modo de vida en el mundo entero. Jaime Barrientos, en un artículo del Mundo, analiza también los mensajes ocultos de Walt Disney. Muestra como a través de sus películas, la firma americana expresa mensajes en contra de los enemigos de EE.UU., sean los comunistas, los nazis, el Islam, las sectas, etc. De manera subliminal, consiguen transmitirnos un mensaje que orienta nuestra visión del mundo, y lo peor de todo, sin que siquiera nos demos cuenta de ello. [...]
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