Como lo saben todos, el fin del año pasado fue marcado por el intento de reformar la universidad francesa. A la sazón, Valérie Pécresse, la hoy ministra de la enseñanza superior, se encontró sumida en duraderas manifestaciones en las calles o bloqueos en facultades. En efecto, parece ser un rompecabezas cambiar algo en este sector sin disgustar a los estudiantes. No obstante, era imprescindible, Francia tenía que encontrar una solución aprisa. Un 50% de los estudiantes de primer año conocen el fracaso. Y un año después de haber obtenido su diploma, un 53% de los diplomados universitarios con cuatro años después del bachillerato siguen buscando un trabajo.
La ley del 11 Agosto de 2007, la LRU, o sea la ley relativa a “las libertades y responsabilidades de las universidades”, tenía el enfoque de responder a estos problemas cambiando la legislación vigente.
Así vamos a ver primero el contenido de la ley y lo que debería permitir. Luego, estudiaremos el punto de vista en contra.
[...] Por fin, cambio de nuevo de rumbo con nuevas promesas (como el incremento del presupuesto de las universidades de un 50% en cinco años). Tomó así la decisión terminante de pedir a los estudiantes de parar los bloqueos, lo que dirimió la unión entre sindicatos estudiantiles y puso fin al movimiento. El problema de la ley viene claramente de la lógica de competencia mercantilista que va a instaurarse. Esta lógica tocará por ejemplo al personal IATOS (los que trabajan en la facultad pero que no son profesores). [...]
[...] Por fin, podemos también considerar que el corolario de la LRU será un incremento de las desigualdades y de la competencia entre las universidades, y entre los estudiantes mismos. En efecto, algunas universidades serían dotadas de un montón de fondos privados, mientras que otras serían pobres. Más particularmente las universidades de letras y de ciencias humanas y sociales, cuyo tema de investigación y de enseñanza no es directamente comercial. Sólo los establecimientos científicos y técnicos tienen verdaderas razones para esperar la mejora de su situación. [...]
[...] Asimismo, no permite tampoco modificar el umbral de los gastos de inscripción que son definidos nacionalmente. Finalmente, opina también que rechazar de nuevo una reforma, debilitaría aún más las universidades, en comparación con las carreras selectivas o privadas. Entonces, es un poco también una lógica que consiste en decir que no es tan malo y sobre todo que es mejor que nada. II/ Los que están en contra de la ley y porque Sin embargo, la ley fue muy criticada por la UNEF y SUD estudiante sobre todo. La UNEF fue de bandazo en bandazo. [...]
[...] ¿Qué pesará la libertad académica frente a una empresa que pague los salarios de una parte del personal, que le abastezca de libros para su biblioteca, que le proporcione locales, que financie sus coloquios? Esto puede resultar fatal. Además, la posibilidad de modular los servicios pedidos a los profesores- investigadores permite sancionar aquellos cuyas investigaciones no gustarían. En cambio, las primas pueden premiar a quienes hacen investigaciones cuyos resultados satisfacen a los mecenas. Para atraer los financiamientos de las empresas, las universidades van a poner énfasis en la profesionalización de sus enseñanzas. Entonces, se desembocaría en la pérdida del espíritu de la universidad. [...]
[...] El consejo de administración de la universidad es apretado. Pasa de 60 miembros por término medio antes, a entre 20 y 30 miembros. El número de representantes estudiantes es reducido a contra una quincena. Y el CA contiene 7 u 8 personalidades exteriores entre las que hay por lo menos un empresario o un ejecutivo. El presidente tiene más poderes: puede nombrar a dedo las personalidades exteriores que tienen que ocupar un escaño en el CA, puede contratar personal, atribuir primas. [...]
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