Ricardo Cicerchia, en este ensayo, trata de analizar un estilo particular de libros que tuvieron un éxito muy importante en los siglos XVIII y XIX: los relatos de viajes, a vocación científicas o seudocientíficas, que tratan del continente sudamericano.
El autor se interesa por varios autores del final del siglo XVIII y del siglo XIX, que viajaron por América Latina, sacando de estos viajes conclusiones de orden científico o solamente describiendo sus experiencias de vida.
Hay que poner en relieve que el interés por este estilo de libro por parte de las sociedades europeas fue muy importante en esa época, particularmente entre 1815 y 1830.
Viajeros se compone de tres partes.
En la primera parte, el autor trata de plantear el escenario científico y cultural de esa época, poniendo en relieve las revoluciones científicas que ocurrieron desde el principio del siglo XVIII y que constituyen una base de análisis esencial para entender las particularidades de estos relatos de viajes.
[...] Sus conclusiones sacadas de sus observaciones durante su viaje en América del sur permitieron un desarrollo muy importante de las ciencias naturales, y hay que poner en relieve más particularmente su aportación en lo referente al enfoque de la ciencia natural: “Humboldt propone una imagen de la naturaleza capaz de superar la mera descripción: considerar los vegetales bajo los presupuestos de su asociación local en los diferentes escenarios. [ . ] Ya no era importante fijar el retrato de un tipo aislado sino identificar y analizar las consecuencias de su presencia en un ambiente determinado”[6]. Estos viajes en América del sur participaron de manera no despreciable al desarrollo científico de aquella época. [...]
[...] Pero, en general, el diario siguió siendo la forma de relato más popular en lo concerniente a los viajes transatlánticos. Este elemento no constituye un mero detalle histórico. El recurso a este estilo de relato nos dice mucho sobre la implicación personal de los viajeros en sus investigaciones y descubrimientos. Así el autor nos describe Darwin como narrador que logra contagiar el sentido personal de la experiencia y su compromiso con los acontecimientos en una variedad de emociones que incluyeron la duda, el hastío y el disgusto”[5]. [...]
[...] Se confundía entonces con el mismo acto de conocer”[2]. La segunda característica puesta en relieve por el autor es la forma particular de estos relatos de viajes. De hecho, aunque estos relatos constituyan en mayoría obras a vocación científica, la forma usada por la gran mayoría de los autores es el diario: “Viñetas de la vida a bordo, observación científica y humanismo armaron la estructura del relato. El pulso, la experiencia inmediata según el canon de las crónicas de viajes: el diario”[3]. [...]
[...] El primer tema constituye una caracterización de los relatos de viajes en América del sur escritos al final del siglo XVIII y durante el siglo XIX. Una primera característica de estos relatos está vinculada con el escenario científico y cultural de esa época. De hecho el desarrollo de estos viajes a vocación científica o seudocientífica está estrechamente vinculado con una serie de descubrimientos sumamente importantes en varias áreas científicas, que ocurrieron de manera previa o contemporánea al desarrollo de estos viajes. [...]
[...] En particular en la segunda parte, Ricardo Cicerchia nos presenta muy claramente la posición teórica de cada viajero (podemos pensar por ejemplo a el analisis sobre el pensamiento holista de Humboldt). Además, hay una voluntad permanente de vincular los acontecimientos con el contexto científico y cultural muy animado de la época. Sin embargo, la argumentación de los dos ultimos temas carece un poco de profundidad en mi opinión. En particular el tercero tema, que parece constituir el eje central del ensayo, no está suficientemente desarrollado. [...]
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