La mayor parte de la producción breve de Agustín Moreto estuvo vinculada a dos tipos de fiestas : las religiosas, y las palaciegas. 'La Loa de Juan Rana' pertenece al segundo tipo, fue encomendada por la familia real y representada en diciembre de 1662 como introducción a las fiestas palaciegas que fueron organizadas para el santo de la reina Mariana de Austria. En esta loa, Agustín Moreto enfoca a la máscara Juan Rana, que desempeña el actor Cosme Pérez, que ya había adquirido mucha fama entonces (cuando fue representada la loa, ya tenía 70 años). Consta de unos 250 versos.
Desde el principio, Juan Rana aparece 'diferente', hasta nos parece sabio por las reflexiones que tiene. Llega otro personaje que se llama Orozco, que también es actor, y que viene pedir a Juan Rana que vaya al palacio para hacer una loa. La especificad de esta loa es que Juan Rana tendrá que desempeñar seis papeles al mismo tiempo. Después de dudar de sus capacidades, acaba por aceptar esta proposición gracias a una traza inventada por Orozco. En efecto, Orozco dispone dos espejos frente al personaje, que ve su propio reflejo en el primero, y en el segundo, que carece de luña, ve a los actores a los cuales tiene que representar en la futura loa.
La loa constituye una parte muy importante en la espectáculo : ella crea el ambiente necesario a la representación teatral y predispone a los espectadores a entrar en la ilusión teatral. A lo largo del análisis, veremos cómo se borran las fronteras entre realidad y ficción, entre el actor Cosme Pérez y su máscara Juan Rana. También analizaremos el teatro dentro del teatro que Moreto pone en escena, y sus reflexiones en cuanto a este género literario.
[...] 'La Loa de Juan Rana' de Agustín Moreto La mayor parte de la producción breve de Agustín Moreto estuvo vinculada a dos tipos de fiestas: las religiosas, y las palaciegas. La Loa de Juan Rana pertenece al segundo tipo, fue encomendada por la familia real y representada en diciembre de 1662 como introducción a las fiestas palaciegas que fueron organizadas para el santo de la reina Mariana de Austria. En esta loa, Agustín Moreto enfoca a la máscara Juan Rana, que desempeña el actor Cosme Pérez, que ya había adquirido mucha fama entonces (cuando fue representada la loa, ya tenía 70 años). [...]
[...] Es un comportamiento muy próximo del de un niño al que se ha prometido ver una sorpresa. Sucesivamente, va a transformarse en seis actores, entre los más famosos de la época, según un esquema que se repite cada vez: se mira en el primer espejo y declara que se ve a él Juan y luego, se mira en el otro, como lo confirma la didascalia “mírase a otro” v y ve aparecer a otro personaje. Este esquema recurrente puede aparentarse a un ritual mágico, con Orozco como maestro de ceremonias, mago que pronuncia su “¿quién o miraos”, “pues miraldo” como una formula cerca del “abracadabra” que como un encanto, hace aparecer otro personaje. [...]
[...] Los ojos pueden engañar, y eso, claro, anuncia el futuro engaño. Como lo acabamos de ver, es un monólogo extremadamente rico en referencias, y en posibilidades de lectura: se puede establecer varios planos de lectura como dentro de un cuadro. Primer plano: Cosme Pérez que habla a su público de su vida. Segundo plano: Moreto quien advierte al público. Tercer plano que puede ser una pregunta más general sobre la existencia y la realidad que nos ofrecen nuestros ojos. La llegada de Orozco Miguel de Orozco era también un actor famoso del Siglo de Oro, y es él que lleva la petición real a Juan Rana; esta petición aparece por primera vez en los v. [...]
[...] Es de notar que tiene dos sentidos. El primer sentido propio que concierne directamente el papel de funámbulo, es decir que es una cuerda. Pero la expresión “andar en la maroma”, según el diccionario de las Autoridades, a entender que alguna persona esta incluida en algún negocio peligroso, y de dificultosa compostura. Dijóse a semejanza del volantín que anda por ella con sumo riesgo”. De nuevo, se refiere a la vida de actor de Juan Rana, y a la frontera tan estrecha entre fracaso y éxito que depende del juego del actor y del público. [...]
[...] Luego, Juan Rana hace la descripción de un tal “Olmedo”. Se trata de Alonso de Olmedo y Ormeño, que era dramaturgo y actor, y que desempeñaba el papel del galán v. 170). habla de almíbar” nos remite a la voz dulce que tenía este actor. Godoy, de su nombre entero Mateo de Godoy, en cuanto a él, desempeñaba papelas de viejo, como lo indica la descripción que Juan Rana hace de él en los versos 179-181. En la intervención del coro, v. [...]
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