La primera edición de La Celestina también titulada Comedia o Tragicomedia de Calisto y Melibea de Fernando de Rojas se publico en 1499, o sea siete años después de la primera Gramática Española de Antonio de Nebrija, lo que dio un peso mayor al idioma en el mundo. En 1492, también ocurrió el descubrimiento de América por Colon, lo que centralizo más la visión hacia el Atlántico mientras que hasta aquel momento, esencialmente se concentraba en el Mediterráneo. Con aquel interés por Europa, ya se podía distinguir la llegada de nuevos pensamientos, sobre todo de Italia lo que fomento en parte el desarrollo del Renacimiento en España. En aquella época, la península ibérica también acababa su Reconquista contra los moros, lo que de cierto modo reforzó el carácter nacional del país. Además, con el reinado de Fernando de Aragón y de Isabel de Castilla, aquellos Reyes Católicos testimoniaban una verdadera voluntad de establecer una unidad política. Así empezó la empresa de realizar esta unificación a través de la religión lo que no se podía obtener fácilmente por la diversidad teológica que se justificaba justamente por su pasado, ya que convivían juntos, cristianos, musulmanes y judíos y se produjeron, en varias etapas, procesos de conversión al cristianismo.
[...] Finalmente, el amor presentado en la obra de Rojas es puro pecado. No solo critica Rojas la sociedad con respecto a la religión lo que, le permita quizás una forma de catarsis en cuanto a la desaparición de su padre y que hace de manera sutil, preservando mas o menos su anonimato y destinando los personajes pecadores de la novela a la muerte, sino que también se interesa en las relaciones humanas en general. En La Celestina, aunque en la primera escena Calisto se dirige a Melibea con gran lirismo no parece en el conjunto de la novela que se respetan las normas del amor cortés propiamente dicho. [...]
[...] La riqueza y el sentimiento de posesión esta muy representado en la obra. Parmeno y Sempronio se asocian con Celestina no por complacer a su dueño sino que esperan a que cobren una parte del dinero de ella. Mucho tiempo, la fortuna aparecía como algo nefasto, seguramente que pervierte a la gente, pero en La Celestina esta concepción no parece ser presente para nada, al contrario. La insistencia de la voluntad de la alcahueta de tener la cadena lo demuestra también. [...]
[...] La literatura medieval en una gran parte se desarrollo a través de la forma oral, y este procedimiento de Rojas puede haberse inspirado quizás de ello. Sin embargo también hay disdacalias, a veces para crear o para dar precisiones sobre el tono de la voz. Además, el número de diferentes ediciones de la obra que conocía cada vez unos cambios recuerda la literatura medieval que evolucionaba también en varias etapas. La segmentación constituye también algo nuevo en la obra porque no parece existir verdadero motivo narrativo en las separaciones entre los actos. [...]
[...] Se destaca cierto desengaño en las palabras de Pleberio que reduce su existencia que consistió en crear fortuna en nada, ya que no le permitirá nada, ni resucitar a su hija ni siquiera complacerla. Todos los acontecimientos de La Celestina parecen tener una meta en común, dar una impresión de que todo es negativo y que esta evolucionando los personajes en la decadencia siempre hacia lo peor. De esto, se puede ver una perspectiva de la fatalidad, con cierto determinismo de los personajes. [...]
[...] Esto justamente constituye el inicio de una enumeración de muertes que ocurren en la obra de Rojas. Por otro lado, Pleberio, el padre de Melibea cuyo nombre hace referencia al pueblo y deja suponer su origen más bien humilde dibuja la aparición de una nueva clase de burguesía mercantil que también va a otorgar una gran importancia al provecho. En el último parlamento donde Pleberio lamenta el suicidio de su hija, enumera los bienes que ha acumulado, deplorando su inutilidad frente a la muerte. [...]
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