Vida familial, nacimiento, desarrollo interior, rasgos de mi carácter
Yo estaba en mi colegio cuando mi hermanita nació. Tenía once anos, ya hace varios años, ocho exactamente. Como ya lo sabéis, un nacimiento siempre es imprevisto, al menos no podemos saber exactamente cuando va a ocurrir… Sin embargo, yo lo supe. Nadie me dijo una sola palabra: me di cuenta de que algo iba a cambiar toda mi vida. Me lo recuerdo bien porque sé que este día no pude concentrarme durante las clases.
[...] Siempre recordaré verla mirándome así. Observé este pequeño cuerpo, la perfecta cara de la que ya hacía parte de mí, sin que lo enterara, sin que tomara consciencia de que esta chica tenía mi sangre y hacia, lo que descubrí mas tarde, tenía mis ojos, mi pelo, mis pecas y algunos rasgos de mi carácter. Hoy, cada vez que la veo, me parece que viajo en el pasado, en mi infancia, y que soy yo la que está enfrente de mí. [...]
[...] Imposible de contestar, perdida entre un sueño de amor para con un pequeño ángel futuro y el fantasma de una nueva vida que luego debería ser adoptada. Creo que ese pensamiento me costó un punto en la nota de participación oral en matemáticas. Pero en ese momento, no era importante para mí . Si, así estaba Yo estaba cerca de la ventana, cabeza en el cielo despecho a mi cuerpo sentado en la silla, pensando a la nueva familia que íbamos a constituir. [...]
[...] Nadie me dijo una sola palabra: me di cuenta de que algo iba a cambiar toda mi vida. Me lo recuerdo bien porque sé que este día no pude concentrarme durante las clases. Yo estaba en mi colegio sabiendo que iba a nacer un nuevo individuo, una nueva mirada sobre el mundo. Ya sabía que un humano iba a añadirse a todos los que existían, yo sabía que aquél sería particular porque lo vería crecer, yo formaría parte él, yo participaría en su educación, yo lo influiría hasta el final de su vida. [...]
[...] A medida que el día pasaba, mi preocupación crecía y me parecía que horas correspondían a una eternidad. Me preguntaba como iba a ocurrir el quedo del día, si me estaba totalmente equivocando, porque no resultaba fácil de conocer exactamente mi sentimiento: ¿quizás tuviera una imaginación que era muy lejos de la realidad, quizás estaba demasiado prisa tomar mi hermana en mis brazos? Yo estaba totalmente perdida. De hecho, distaba mucho de imaginarme que mi padre me esperaría delante del colegio dentro de la media hora que siguió, para conducirme en el hospital . [...]
[...] Cada vez que la oigo, creo que, con el tiempo, durante su aprendizaje de la vida, su desarrollo interior, su educación, integró en su lenguaje mis propias palabras, mi manera de expresarme, y el tono de mi voz. Eso me desconcierte cada vez como si fuera la primera. Tiene los mismos profesores que yo cuando tenia su edad, y tiene los mismos comentarios en sus boletines: “alumna charlatana y curiosa”. Mi vida sin mi hermana menor no hubiera sida la misma. De nadie yo estaría el modelo, el guía, la responsable hasta que muera. Algunos días mas tarde, nos conjuntaron mi madre y mi hermanita. Nunca poner la mesa para una persona de más me alegró tanto. [...]
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