Un, candidato, Clarin, 1893, comentario
una escritura muy detallada. Entremezcla y crea matices en la elección de las palabras, de los
adjetivos y de las construcciones produciendo así un efecto estilístico particular.
Lo que nos permite analizar este retrato literario en tres ejes, primero el orden de los elementos del
rostro, luego los elementos de comparaciones y por fin la manera con la cual cada de estos
elementos descriptivos ponen de relieve un trabajo estilístico.
[...] De esta manera, el narrador nos da una imagen negativa de su personaje, y eso, desde el principio. Luego, sigue su descripción con los ojos, otro elemento del rostro. Después de anunciar su color avellana, coloca dos adjetivos que se siguen: «inquietos» y «medrosos» para determinarlos. Estos adjetivos suelen asociarse con las características de una persona y no con un órgano, lo que puede llamar la atención del lector porque esta elección permite dar más profundidad a su descripción, lo que provoca un efecto real, da vida a su personaje. [...]
[...] Este extracto trata de la descripción de un retrato de un candidato que el autor nos pinta a partir de una escritura muy detallada. Entremezcla y crea matices en la elección de las palabras, de los adjetivos y de las construcciones produciendo así un efecto estilístico particular. Lo que nos permite analizar este retrato literario en tres ejes, primero el orden de los elementos del rostro, luego los elementos de comparaciones y por fin la manera con la cual cada de estos elementos descriptivos ponen de relieve un trabajo estilístico. [...]
[...] Tenemos la impresión de que reduce poco a poco su campo visual, lo que da también un ritmo, una cierta musicalidad a medida que avanza. Después de esta descripción, el narrador para el ritmo de la frase ya que ha reducido su campo visual al máximo y ahora vuelve a la imagen principal, es decir la de su rostro. Este procedimiento nos da realmente la impresión del zoom de una fotografía. Parece tranquilizar al lector advirtiéndole que repugnaba aquel rostro aunque revela miseria moral», prefiere una frase de forma negativa con un verbo que remite al asco y además insiste sobre esta «miseria moral». [...]
[...] Finalmente son indices que dejan una impresión dudosa al lector. Luego, el retrato avanza con una vivacidad espontánea, construida con una enumeración de substantivos: «aliño, pulcritud, clásico, rasgos, dibujo, realismo, pobre», estas palabras dan numerosas informaciones ya que no pertenecen todas al mismo campo lexico pero permiten llegar a la comparación con «Zalamero», una figura de Velázquez. Es decir una figura, una pintura, algo que no existe, así todas sus descripciones que parecían tan reales son finalmente comparables a las de una figura. [...]
[...] A continuación, el narrador hace un paralelo entre los movimientos de los ojos y los de la boca, los que le permite hacer otro zoom en la boca y también subrayar la característica descrita en la primera frase del fragmento: «mendiga con la mirada» ya que la palabra «limosna» hace eco a la palabra «mendiga», es una manera de recordar al lector la imagen que el narrador tiene del personaje. Después distingue los labios y los dientes negros y fuertes. Esta manera de reducir su campo visual de la boca hasta la ausencia de los dientes permite recordar nos el zoom de la cara hasta los movimientos de los ojos; el narrador se vale del mismo procedimiento para dar al lector una descripción minuciosa y matizada de su personaje. [...]
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