Comentario del Cuadro V de la obra Las bicicletas son para el verano de Fernando Fernán-Gómez a partir de tres preguntas esenciales: los mensajes del paratexto, las relaciones entre los tres espacios teatrales y la personalidad de Don Luis. Comentario realizado en L3.
[...] Frente a la clara emoción de su mujer «¡Qué barbaridad » contesta con humor como si fuera el único medio de sobrevivir frente al horror de la guerra. En sus réplicas sobre la guerra, no aparece la función emotiva al principio. A partir de las explosiones, Don Luís deja parecer sus sentimientos frente a la guerra: «¡Joder con los leales . y con la madre que los parió », «A ver cuándo cojones quiere Dios que acabe esto » A medida que avanza la acción, Don Luís consigue cada vez menos esconder sus sentimientos frente a la guerra. [...]
[...] A la pregunta de su mujer: «¿Y a la madre, la han respetado?», contesta con ironía «Sí, la han respetado.» El espectador se imagina que no la mataron pero Don luís enseguida añade «Porque estaba en México. Se escapó hace tres años con un torero». En toda la escena se burla de su mujer: «Sí que vamos a comer la sopa a tientas». Lo hace todo para mostrale a su mujer quién es el cabeza de familia. Pero después la consuele diciéndole que ella no tiene la culpa de nada. [...]
[...] Subraya también que la rutina reina en esa familia. En efecto, cada uno se sienta porque suele ser así. Sólo los silencios subrayan cierta tensión. En la línea 20, Don Luís, «De momento no dice nada». Ese silencio mantiene el suspenso sobre la reacción del padre. El otro momento de silencio aparece en la línea 82 cuando Don luís declara que «Se ha acabado esa conversación». Subraya el malestar en particular de Doña Dolores que debe adaptarse a las decisiones de su marido. Luego, aumentan los mensajes auditivos. [...]
[...] Sólo las entradas de los personajes dan fuerza al espacio contiguo. La frontera con el espacio dramático se hace menos neta a partir de la línea 105. Irrumpe en el espacio escénico con la radio que da informaciones sobre lo que pasa en el país e incluso fuera: «Las potencias democráticas han decidido no intervenir». Al principio, el espacio contiguo que irrumpe en la casa se limita al espacio contiguo interior con la voz de María que se oye desde la cocina. [...]
[...] Sus réplicas reflejan su voluntad de no comunicar con su mujer cuando ella se atreve a no estar de acuerdo con él. En la línea 82, la didascalia indica que hay una pausa: «Hay un silencio». Subraya el malestar de Doña Dolores que se siente obligada a callarse para no entrar en conflicto con su marido. Don Luís es un hombre autoritario con su hijo también cuando le da órdenes empujado por la voz que viene del exterior. Multiplica los imperativos: «¡Echa las persianas », «Agáchate Luís», «¡Apagad la luz coño ». Pero es para proteger a su familia. [...]
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