Se trata de un cuento escrito por Julio Cortázar, publicado en 1956 sacado de “Final de Juego”. La obra trata de una persona realizando un extraño viaje hacia el interior de una novela, o más bien lo escrito viaja hacia él. La realidad y la ficción del libro se confunden y se entremezclan en una, hacia el fin de la historia, enlazándose entre ellas a través de objetos comunes y acciones repetidas.
[...] Es un hombre de negocios Acaso rico ya que habla con el mayordomo y que posee una finca. Lo define como lector, tal vez fuera culto. Desde la primera frase podemos poner de relieve la palabra La novela se presente como un elemento imprescindible, crucial. Tenemos una indicación temporal con tarde”. La lectura aparecía como un momento de tranquilidad para que descansara, para que se relajase. Después, el autor nos presenta la instalación del protagonista, que aparece como una ceremonia. [...]
[...] La lectura aparece como un momento de placer. Aun está asociada a un placer físico ya que hay un contacto físico con el terciopelo. Podemos poner de relieve que se trata de un tiempo lento, ya que todas las acciones están detalladas, el ritmo es lento. Es importante saber después que se trata de los últimos capítulos porque iba a saber el desenlace. La presenta como una lectura de ilusión, una ilusión novelesca. Parece una lectura que acarrea porque el hombre no olvida los nombres. [...]
[...] Todo esto remite a los robles del inicio. Además evoca la que es la casa del lector. Tenemos otra indicación temporal aquí para poner de relieve la entrada definitiva en el mundo de la ficción. La evocación de los perros, es o una parte del plan premeditado o un detalle inductivo que permite una duda sobre la ficción. La alusión al mayordomo nos confirma la entrada en la realidad, es el mismo mayordomo del inicio. Las frases más cortes nos indican una aceleración de la acción. [...]
[...] Un suspenso que se interrumpe con la palabra que nos deja a entender un crimen contra el marido, el obstáculo a su pasión. Hay una intervención del lector cuando dice que dialogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes” : el lector todavía está aquí y sigue la historia. No está más en el mundo real, sino en el de la ficción. Se trata también de la organización del crimen, que parece perfecto, bien premeditado. Pero el ritmo se acelere a partir de la expresión “nada había sido olvidado”, con la acumulación “coartadas, azares, posibles errores”. [...]
[...] Al inicio el protagonista estaba de espaldas a la puerta porque no quería ser molestado. Es por esta misma puerta que entra el amante. Y es por esta misma puerta que ve el mismo sillón de terciopelo verde, ya evocado al inicio. Pero lo más importante es que al final no lee la novela, pero una novela. Conclusión : Se trata de dos relatos encarnados que pueden leerse como una parábola sobre los riesgos de comportarse como un lector pasivo. [...]
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