En este artículo, Gleitman y Newport estudiaron la adquisición del idioma por los niños. Según su teoría, el lenguaje es por una parte innato y por otra parte ligado al aprendizaje en un entorno especial. Se preguntaron ¿cuál parte supera la otra? Toman por presupuesto la universalidad del lenguaje. Todos los niños aprenden un lenguaje de manera similar (en un mismo desarrollo cronológico), cualquier sea el lenguaje que aprenden. Entonces, las predisposiciones biológicas al aprendizaje del lenguaje parecen claras. Sin embargo, la maduración parece una variable primordial en este aprendizaje.
La pregunta es de saber si esta maduración es la del cerebro o si viene, lógicamente, del desarrollo del aprendizaje en el entorno del niño es decir que el niño aprende las estructuras las más simples primero y las más complejas después. Los autores desarrollaron su estudio en función de las dos preguntas siguientes: ¿Cómo se produce el aprendizaje del lenguaje cuando se cambia el entorno? ¿Cómo se produce este aprendizaje cuando las capacidades de aprendizaje del niño cambian?
[...] Siempre la persona que aprende tenía en su condición algo que le impedía un aprendizaje normal. Esto muestra que la condición humana favorece el aprendizaje del lenguaje porque, antes de una determinada edad (cerca de los 10 años), el aprendizaje del idioma se hace normalmente a pesar de cambios en el entorno del niño. Hay un predeterminado innato en un aprendizaje que se hace adentro hacia afuera”. Estos casos extremos solo amplifican lo que es el aprendizaje de cualquier niño. [...]
[...] Pero en el largo tiempo, se observe el contrario. Después de unos años, el niño habla el idioma perfectamente lo que se nota raramente en el caso de los adultos. Tal vez, el retraso que toman los adultos vendría del facto que ya tienen un conocimiento muy desarrollado de un primer idioma que alteraría el aprendizaje de un segundo idioma. Entonces, los autores llegaron a estudiar los casos de aprendizaje tardíos de un primer idioma. Se estudia en el caso del aprendizaje del lenguaje de las señas. [...]
[...] Se analizara la capacidad a tocar el piano en los tres grupos. Supongo que se vería en los resultados que las personas que fueron sensibilizadas temprano al solfeo tienen mayor capacidad a tocar el piano. Sin embargo, creo que se pueden ver unas diferencias con el aprendizaje del lenguaje. La intensidad del aprendizaje del solfeo y de la estimulación musical previa tiene, creo, mucho más impacto sobre la práctica de la música. En otras palabras, el entorno tiene más importancia en el aprendizaje de la música que en el del lenguaje. [...]
[...] Por fin, se podría estudiar lo que asimilamos como la posesión de un para la música. ¿Qué es que hace que dos personas de misma edad que fueron sensibilizadas de manera similar al solfeo y a la práctica de un instrumento no desarrollan las mismas capacidades? ¿Tiene que ver con un dato biológico o con algo del entorno de la persona? [...]
[...] Lo incorporamos con el contacto con el lenguaje y no viene del input que recibimos. Hay principios innatos que guían el aprendizaje del lenguaje. El estudio que acabamos de describir confirme también la teoría de la universalidad de las habilidades humanas. Sin embargo, es importante notar que un aprendizaje siempre se produce en un entorno en particular. Es una mezcla entre las capacidades innatas de los niños y el entorno social, cognitivo y lingüístico de su ambiente. Resultan unas variaciones en el aprendizaje. [...]
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