Comentario de texto en Español sobre el epílogo de la novela Tirano Banderas de Ramón del Valle-Inclán.
[...] Por fin, de cierta manera se suicida ya que sabe que al asomarse a la ventana va a ser fusilado por los rebeldes. Eso demuestra su locura La locura y la violencia del hombre también aparecen en un acto preciso del fragmento: el asesinato de su hija. De ella, no sabemos nasa, solo que tiene veinte años (l.33), está recluida en una torre (l.30) y es, según el narrador y Tirano Banderas, loca (l.36). En efecto se oyen “voces adementadas” (l.31). [...]
[...] Con el puñal, la hija va a conocer una muerte más lenta, y el padre va a ser obligado a coserla numerosas veces. Dice que la mata para que no sufra con sus enemigos, pero l:a mata de manera violente. ¿Por qué? Acaso sea por culpa de su fetichismo de las cifras? Lo importante es que cierro los ojos al matar a su hija (l.39), no quiere no puede) mirarla morir, y además de su propia mano Aquí parece amarla, pero la mata. [...]
[...] Los rebeldes también tuvieron seguramente miedo del dictador desde el principio, pero decidieron resistir a toda costa. Los otros no son hombres de confianza. Son cobardes y aprovechan de la situación. Se ve en el texto que con tal ejercito, no se puede ganar. Para concluir, este fragmento nos presenta el retrato de un dictador y de su ejército, y opone estas descripciones a la de los rebeldes. El retrato aparece un poco maniqueo, ya que frente a una rata, cobarde, sin majestad ni autoridad, se ve un verdadero héroe. [...]
[...] Por fin, Tirano Banderas es un hombre inteligente, muy consciente de la situación. Sabe que, solo, no puede hacer nada: “juzgándose perdido, mirándose sin otra compañía que la del fámulo rapabarbas” (l.27). En esta primera parte, vimos que Tirano Banderas era un hombre violento, grosero, cruel, cobarde, que tenía una suerte de doble personalidad o por lo menos un conflicto interior. La escena de batalla nos revela otras características de la dictadura, gracias a las oposiciones entre los dos campos. [...]
[...] Los rebeldes están muy organizados, perseveran y progresan poco a poco. De una “primera acometida” l(.1) pasan a una “arremetida más larga” (l.15). Tienen una verdadera táctica para vencer: “estrechan al cerco para estorbar cualquier intento de salida por parte de los sitiados” (l.7-8). Y se ve que tan buena organización tiene los efectos esperados. En efecto, los rebeldes son muy eficaces, progresan rápidamente: poco tiempo abrieron brecha para el asalto” (l.25). Tienen valor y que nunca huyen, luchan por sus creencias, se sienten libres en su elección de combatir. [...]
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