Durante le encomienda, Las Leyes Reales no se cumplían, y en algunos casos, los indígenas eran tratados de manera inhumana, los encomenderos no respetaban a los indios. Mayoritariamente, las autoridades ignorando el maltratamiento, no le preocupaban los derechos de los indios. Así podemos decir que los encomenderos olvidaban sus deberes primeros o sea el de protección, de mantenimiento y evangelización de los indígenas. La corona y algunos hombres denunciaron la situación de la encomienda, los abusos y se pelearon para cambiar las cosas. Así, en el año 1512, con las denuncias de fray Antonio de Montesinos y fray Pedro de Córdoba, Fernando el Católico convocó en Burgos una junta de letrados para que discutieran la cuestión de la condición de los indios. El 27 de diciembre, resultó el primer código de leyes tratando del estatuto de los indios en el Nuevo Mundo. En su elaboración, participaron el eclesiástico y político español Juan Rodríguez de Fonseca, el jurista Juan López de Palacios Rubios y fray Matías de Paz.
[...] Las leyes de burgos parecen hechas para dar a los indios más libertad y dar el concepto de civilización, construyendo viviendas bastante cercas y semejantes como para hacer un pueblo, que mezclaría los encomenderos y los indios como vecinos y personas, no como encomenderos y esclavos. También las leyes tratan de los cultivos, trata de compartir los gallos, las gallinas, los frutos, los ajes, el algodón y plantas, la repartición de tierras y víveres como en las leyes primera y la ley quince. Tratan de repartición de la carne, del pan, de ?ollas de carne guisadas?, pescado o sardina. Cada uno debe comer de manera que no sufran del hambre.
[...] El sujeto principal en las novedades de las diez leyes que estudiamos es el de la fe. La corona obliga a los encomendados hacer una casa para ser la iglesia con imágenes de la ?Nuestra Señora? y una campanilla para llamar a la gente para que recen. Los indios tienen que ir a la iglesia, signar y santiguar, decir el ?ave maría?, el ?pater noster?, el ?credo? y ?salve Regina? como lo vemos en la ley tercera. Se piden ir a la iglesia todos los días, cada mañana, antes de que vayan a la labor como por las tardes y en los días de fiestas. Los reyes quieren que los indios se conviertan en la fe católica y por eso, se debe ensenarles los diez mandamientos y los siete pecados mortales. (...)
[...] Según las leyes, los encomenderos debían hacer las casas y las labranzas, pero no fue el caso, y Las Casas lo dice de manera bastante explicita: hicieron con sus sudores los malaventurados” hablando de los indios. Tratando de ese sujeto, Las Casas utiliza adjetivos importantes como “superflua e inútil”, “nociva y destruitiva desta gente”, “sacándolos [ ] de sus pueblos propios y naturales” y acusa los a españoles diciendo que fue para servir para sus propios interés, calificando eso de injusticia e iniquidad. También dice que las leyes sobre las tierras estaban deshaciéndoles los pueblos y vecindad. [...]
[...] Los indios ya no deben trabajar como esclavos, sino como personas, las leyes prevén, en particular la trece, que los indios que han cumplidos cinco meses de trabajo pueden descansar cuarenta días y que en ese periodo, ninguno puede volver a coger oro con ningún indio, se les pueda mandar durante los dichos cuarenta días cosa alguna”. Los encomenderos ya no pueden disponer de los indios como de esclavos. Además, al cabo de los cinco meses de labor, se asigne a los indios en la cedula. [...]
[...] en la fe católica Las leyes imponen a los indios una cosa que no conocían antes, la fe, la iglesia, el catecismo. Como ya lo hemos dicho, tienen que practicar la religión de los españoles, deben convertirse para salvar sus almas y ya no ser esclavos. Pero eso es obligado, si no hacen sus deberes religiosos, van a incurrir penas religiosas, tanto los indios que los encomenderos. Los indios tienen que ir a la iglesia cuando les llama la campanilla para ir a rezar, signar y santiguar. [...]
[...] Conclusión A modo de conclusión, podemos decir que los españoles parecían tener buenas resoluciones a propósito del tratamiento de los indios, pero al leer la crítica de Bartolomé de Las Casas, vemos que las cosas no pasaron como explicadas en esas leyes. Los españoles, no se preocuparon por nada más que el oro, desde el principio hasta el final. Por eso, ciertas personas se pelearon para cambiar las cosas y el 28 de julio de 1513, fray Pedro de Córdoba logró persuadir al rey para que reconsiderara el código. Cuatro leyes fueron añadidas para acentuar la protección de los indios, sin real influencias. [...]
[...] Pero Bartolomé de las Casas no dice realmente las mismas cosas. En efecto, en las leyes, para convertir los españoles en la fe católica, los encomenderos tienen que construir las iglesias, encargarse de vigilar las plegarias, enseñar la fe. Pero como lo subraya Las Casas, los indios no pueden aprender ni creer en una cosa que no entienden ni conocen. Primero no conocen la lengua en la que hacemos las plegarias o sea el latín, y segundo, ignoraban antes la existencia de Dios, además de todos los conceptos de la religión que los españoles quieren ensenarles imponiéndoles. [...]
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