Comentario de texto para el examen oral del Bac de Español sobre el fragmento Te irás a América de la novela Eva Luna de Isabel Allende.
[...] y los efectos de esa decisión y del viaje sobre el hijo, Rolf. -Tres ejes : La actitud de la mujer y sus sentimientos ; La transformación de Rolf ; Una escena relevadora de la cara de España a comienzos del siglo XX I-La actitud de la mujer y sus sentimientos En apariencia - Muy fría en apariencia, ausencia de sentimientos: “Hizo todo eso sin muestras de emoción (l.7) -No da pruebas de afección a su hijo, no es muy táctil ni tierna (tendre): dio un beso rápido en la frente” (l.8) - Adiós muy solemne (solennel) : mires hacia atrás. [...]
[...] Además, el hecho de que sea el último hombre de la familia significa que su padre se fue o murió, hay mucha tristeza en estas familias, y muy a veces una real falta de cariño por parte de los que se quedan. -Real consciencia del deber: “Katharina está enferma, no puedo dejarla así” (l.15) -Se ve las costumbres vestimentarias: su madre esta “vestida de negro con su sombrero de fieltro” (l.20-21), seguro porque lleva luto por su marido (elle porte le deuil de son mari). [...]
[...] -Última frase = cambio radical: rostro no era el de un adolescente atormentado sino el de un hombre” (l.38). -La madre sucede en sus objetivos: su hijo está contento: “sonrió por primera vez en mucho tiempo” (l.40) (Rolf es un adolescente que tuvo que crecer demasiado rápidamente a causa de la miseria, aprendió mucho de las dificultades de la vida. III- Una escena relevadora de la cara de España a comienzos del siglo XX Las condiciones de vida , la pobreza -La gente tiene que hacer muchos sacrificios: aquí la madre se separa de su hijo para que llevara une vida mejor. [...]
[...] TEXTO -Vístete, hijo, te irás a América del Sur, anunció con inconmovible decisión. De este modo Rolf Carlé fue embarcado en un buque noruego que lo llevó al otro lado del mundo, muy lejos de sus pesadillas. Su madre viajó con él en tren hasta el puerto más cercano, le compró un billete de tercera clase, envolvió el dinero sobrante en un pañuelo junto con la dirección del tío Rupert y se lo cosió en el interior de los pantalones, con instrucciones de no quitárselos por ningún motivo. [...]
[...] Le gustó la imagen de sí mismo, respiró profundamente y sonrió por primera vez en mucho tiempo. [...]
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