Comentario de texto en español escrito por un estudiante francés de instituto sobre un fragmento de España con otros ojos de José Maria Carrascal que trata del ruído.
[...] Lo que constituye uno de los ejemplos más vivos de que seguimos diferentes y premodernos. Ahí están los carteles colgados de los balcones de los vecinos próximos al patio del cuartel del Conde-Duque madrileño, pidiendo algo tan elemental como poder dormir tranquilos. ¿Hay deseo más sencillo que querer dormir tranquilo? En cualquier país civilizado se incluye incluso entre los derechos ciudadanos, y si a usted se le ocurre en Alemania, y no digamos en Suiza, poner la radio alta, pasadas las once de la noche, no se asombre si poco después la policía llama a su puerta, alertada por los vecinos y le conmina de forma educada pero tajante a bajar el volumen o a atenerse a las consecuencias. [...]
[...] En aquella época nacieron los primeros tópicos sobre los españoles como su carácter orgulloso e individualista Para ilustrarlo José María Carrascal da unos ejemplos muy divertidos si un español no se marchaba sin dar un portazo o producir un auténtico vendaval al ceñirse su capa, no se trataba de un auténtico hidalgo El humor en la exageración es evidente: el periodista se divierte mucho con la evocación de la capa, o del puñetazo en la mesa, ridiculizando la actitud exagerada del hidalgo. En cuanto a lo de silbar a una señora, no es evidente que sea una manera únicamente española de piropear a una chica, porque lo hacen todos los hombres de casi todos los países. Con estos ejemplos, el autor puede llegar a la conclusión muy humorística que el cine mudo no pudo inventarse en España. [...]
[...] (Cada comunidad autónoma tiene su organización política, administrativa, a menudo su lengua, lo que puede dar esta impresión de fragmentación estatal.) En cuanto a la definición España, tierra de María Santísima es una referencia clara a la influencia importantísima de la religión católica en España, influencia que sigue ejerciéndose en todos los niveles. El autor, a continuación, profundiza su reflexión, recalcando que si España es un país ruidoso es simplemente que a los españoles les gusta el ruido como si el ruido fuera un objetivo en sí : el ruido por el ruido, como un crío que se divierte del ruido que hace. Notemos de paso, la precisión humorística y a las españolas por si acaso las hubiéramos olvidado porque ellas también sobre todo?) participan del fenómeno. [...]
[...] Los españoles son particularmente ruidosos, más que otros pueblos, incluso cuando están de fiesta. Me parece que no vivimos esta situación de la misma manera que ellos, que consideramos el ruido como una agresión o como una polución. Los niños españoles me parecen particularmente ruidosos, sus padres no parecen darse cuenta de que nos molestan cuando estamos cerca de ellos. Sin embargo, me parece que un italiano podía haber escrito lo mismo sobre su país, o incluso un francés del sur de Francia. [...]
[...] Hay también con la irresistible voluntad de comunicar de las mujeres que trabajan en su hogar, la tentación de tener conversaciones a voz en grito para poder hablar con la vecina de enfrente o del otro piso. Como las ventanillas de los servicios dan también al patio, cada uno puede enterarse de la frecuentación de este lugar por sus vecinos, comprometiendo gravemente toda intimidad, como lo deja humorísticamente entender el autor con el detalle de la cadena. Pero no son los únicos responsables los humanos. Hay también, un problema de calidad de construcción de las casas cuyos materiales endebles explican el estado de las construcciones españolas. [...]
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