Durante la última Semana santa del milenio en Sevilla, una serie de atentados contra la Iglesia católica ocurren. Simón, un joven que quiere hacerse escritor y se gana la vida elaborando crucigramas, asiste a un atentado químico en una iglesia sevillana. Pocos días antes, había recibido un mensaje electrónico amenazador con la palabra ?Adversario?. Simón decide implicarse en este asunto y es ayudado por una colega, María, una periodista que trabaja en este caso. Poco a poco, Simón se implica cada vez más en el asunto y descubre que el asesino quiere jugar con él, avisándole de sus próximos asesinatos. Conforme avanza su investigación, Simón sospecha de su propio coinquilino, Sapo, quien es profesor particular de inglés. Los pocos indicios que tienen Simón y María hacen de Sapo el culpable ideal pero, después de una explicación muy violenta, Simón se da cuenta de que el asesino no puede ser su coinquilino. Las cosas se ponen mucho más serias cuando Simón descubre su amigo, el padre Andrés, asesinado y colocado en la misma posición que Jesucristo. Desgraciadamente, Simón es inculpado por el asesinato de su amigo y se convierte en fugitivo para encontrar el verdadero asesino. Sin embargo, su investigación le muestra que se engañó ya que el verdadero asesino es en realidad su coinquilino que le acorrala. Raptado por Sapo y su equipo (en el que está María), Simón se entera de que su coinquilino quiere vengarse [...]
[...] Liberado por Sapo, Simón tiene un día para detenerle y probar su inocencia en el asesinato del padre Andrés . Nadie conoce a nadie 3/6 ANÁLISIS DE LA PELÍCULA : Con su título “Nadie conoce a nadie”, pienso que Mateo Gil quiere criticar la sociedad moderna en la que el individualismo reina. Bien lo vemos en esa historia con la relacción que existe entre Simón y Sapo que viven en el mismo piso. Al principio de la película, existe una cierta amistad entre los dos. [...]
[...] Esta falta de filiación es símbolizada en la película con el hecho de que Sapo mató a su padre biológico así como a su padre “espiritual” (ya que mató a los sacerdotes que habían intentado convertirle en una “persona buena”). Adémas, podemos notar que la mujer que ayuda a Simón se llama María como la Virgen. Ahora bien, en la película vemos por un lado que ayuda a Simón en su busquedad de la verdad pero, por otro lado, le traiciona ya que le conduce a una trampa. [...]
[...] Simón, un joven que quiere hacerse escritor y se gana la vida elaborando crucigramas, asiste a un atentado químico en una iglesia sevillana. Pocos días antes, había recibido un mensaje electrónico amenazador con la palabra “Adversario”. Simón decide implicarse en este asunto y es ayudado por una colega, María, una periodista que trabaja en este caso. Poco a poco, Simón se implica cada vez más en el asunto y descubre que el asesino quiere jugar con él, avisándole de sus próximos asesinatos. [...]
[...] Lo original de la película reside también en las actuaciones de Eduardo Noriega, Jordi Mollá y Natalia Verbeke que resfuerzan el realismo de la película y consiguen transmitir las emociones al público. A mí me parece que el mejor actor en esa película no es Eduardo Noriega sino Jordi Mollá cuya actuación es magnífica dado que su papel de loco-maquiavélico es muy difícil. Por último, a diferencia de los “thrillers” clásicos, esa película es también una reflexión profunda sobre la sociedad moderna y la gente como lo hemos visto antes. Quizás sea lo que falta a los thrillers clásicos para que los gusten. [...]
[...] Pero, entendemos a lo largo de la película que esta amistad no es profunda y que en realidad los dos personajes no se conocen mucho. Viven en el mismo piso pero tienen dos vidas muy diferentas. Percibimos este sentimiento durante toda la película, por ejemplo cuando el equipo de Sapo ataca a Simón y María en las calles, vemos que la gente no les ayuda sino que mira. Mateo Gil critica también este “voyeurismo” que existe en la sociedad y que aparece, por ejemplo, en la manera con la que el director muestra los acontecimientos de la Semana santa. [...]
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