Vamos a estudiar el capítulo XV, último capítulo del libro de Sarmiento: Civilisación y barbarie y vamos a ver en qué cierra este libro, relacionándolo con el título del capítulo « presente y porvenir », y con el título del libro. Este capítulo trata del gobierno de Rosas, Sarmiento nos presenta las características de su despotismo, y sus relaciones con los otros paises latinoamericanos y con el extranjero (Europa,...), y sobre todo las consecuencias que tuvieron esa espantosa subversión de Rosas. En una segunda parte, Sarmiento habla con un tono prescriptivo diciendo todo lo que tiene que cambiar en Argentina, después de haber expuesto todos los vicios de Rosas en su libro, incluso de manera desviada: por ejemplo cuando habla del asesinato de Quiroga por el propio Rosas: eso muestra que Rosas es aún más terrible que Quiroga. Así, Sarmiento opone el presente al porvenir (aunque éste no sea aún muy concreto), y muestra como la sociedad se convirtió en un enemigo de Rosas de manera natural e incluso como el propio Rosas influyó en su propia derrota.
[...] En cuanto a Europa, este continente no deja atraer a los Argentinos a diferentes niveles. Primero, en lo que concierne la educación, ella es un modelo de desarrollo, de apertura de las ideas, un modelo de estilo, de corrientes como el Romanticismo y que presenta a muchos autores y pensadores en general, como Descartes, Kant, Tocqueville o Victor Cousin. Este último es el fundador del eclectismo del cual se acercaron los jóvenes. También, Europa, y sobretodo Francia parece ser un modelo de gobierno y un modelo para acceder al poder, mejor dicho. Muchas veces Sarmiento remite a la revolución francesa de 1789, a la forma de gobierno en que desembocó aquella revolución. Esta « fascinación » para Europa que representa la civilización, se encuentra más precisamente en la joven generación que se echa en los colegios de Inglaterra, Francia o España; eso lo veremos un poco más allá.
[...] Para Sarmiento, todo esto excluye a Rosas por que dice de él que « el porvenir no le dará jamás » (A Argentina) y dice que « el hombre no debe estar pendiente de un capricho del que manda ». En ese asunto vemos también la ambigüedad de Sarmiento porque dijo en la primera parte del capítulo que Rosas al mismo tiempo hacía progresar la República, quizás permitiéndolos tomar consciencia de algunas cosas, evolucionar hacia « un mejor ». (...)
[...] Narró también el movimiento de reunión de las poblaciones que, convencidas de que estaban privadas de varios derechos, lucharon juntas contra el caudillo. Luego declaró implícitamente que ningún tipo de exceso puede triunfar en ninguna sociedad, ilustrando su propósito con las figuras de Facundo Quiroga y Manuel Rosas. Si hacemos un paralelo entre los dos, surge la idea de que, a lo mejor, Facundo que empezó representando la imagen de la barbarie pura del campo, se volvió poco a poco hacia una vía más civilizada, mientras que Rosas, el hombre de la ciudad, cayó en la barbarie, lo que le condujo a su derrota. [...]
[...] Asi que al final de este libro, la figura de Rosas resulta clara y también sus propósitos , aunque no hay que olvidar que Sarmiento puede contradecirse a veces, eso pasa por ejemplo cuando formula une serie de preguntas en las paginas 353 o 358 a las que no reponde o si responde, será más allá en el libro. A continuación, considerando que las doctrinas de los unitarios resultan no suficientes para este gobierno, Rosas impone sus acciones crueles y transforma a Buenos Aires en teatro muy sangriento. [...]
[...] Así, Sarmiento opone el presente al porvenir (aunque éste no sea aún muy concreto), y muestra como la sociedad se convirtió en un enemigo de Rosas de manera natural e incluso como el propio Rosas influyó en su propia derrota. Con el fin de cerrar su obra, Sarmiento en este capítulo XV, se centra sobre las características de Rosas, su manera de gobernar y sobre la imagen que tiene Argentina desde el punto de vista de los demás países que sean latinoamericanos o europeos. [...]
[...] En efecto, Sarmiento piensa que el hombre no es malvado de naturaleza, depende de lo que influye en él, por eso para él los asesinos pueden ser hombres civilizados. Notamos así el optimismo de Sarmiento: Argentina tiene potencial para quedarse en orden, tiene recursos económicos como la caña de azúcar, el añil, la mano de obra (en vez de enviarla a la guerra, hay que enviarla a trabajar). Por fin, Sarmiento defiende la emigración y la inmigración porque ayudan a una mejora, son motivos de desarrollo, de creación de ciudades, motivos demográficos: doblará su población con vecinos activos Todo esto demuestra la implicación de Sarmiento en lo que se refiere a su país aunque es exiliado a Chile, sigue defendiendo los intereses de su patria aunque se impregnó mucho de otras culturas, y sigue siendo fiel a su país, queriendo contribuir de alguna manera a su salvación. [...]
[...] Se habla de mistificación del personaje y ésta fue a su colmo cuando Rosas mató a Facundo en el capitulo XIII. El problema es que en realidad es el hombre que no tiene muchos recursos ni estrategia que se impone mediante el terror, es decir que Rosas sería aún más bárbaro que los argentinos, como lo dice él. El terrorismo es el arma del más débil, en realidad. Si comparamos a Rosas con Facundo, es el hombre de la ciudad (lo que no significa que sea tan civilizado) que cae en la barbarie, mientras que Facundo parece tener un camino que se orienta más hacia la civilización Toda la empresa de Rosas fue destruir campo y ciudad apoderándose del cañón y de la infantería siendo más perspicaz que los unitarios y de allí consiguió debilitar la Pampa que es según el autor el lugar que representa la grandeza del Estado o sea un lugar del cual puede surgir algo que crucera. [...]
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