Este documento es un extracto de la novela Primavera con una esquina rota escrita por Mario Benedetti en 1982 cuando Uruguay estaba todavía bajo de la dictadura. Se trata de un dialogo entre una madre que se llama Graciela y su hija Beatriz.
Beatriz tiene 9-10 anos. Está vestida con una blusa blanca y tiene los cabellos sujetos con una cinta. Así parece ser una niña buena. La madre es una mujer sencilla por su manera de vestir y de no pintarse. Ellas se exiliaron a España un otro país de lengua español que no estaba bajo la dictadura mientras que el padre ha quedado en Uruguay donde es encarcelado porque es preso político.
[...] Esta frase revela también las preocupaciones de Beatriz a propósito de su padre. No sabe exactamente lo que es un preso político y ha golpeado a Lucila porque no sabía que contestar. Su madre condeno su acto pero al mismo tiempo dice que si piensa que estar preso es igual a ser un delincuente es una reflexión simple, ingenua. Es también una manera de disculpar la reacción violenta de su hija frente a la estupidez del padre. Al fin y al cabo está aliviada por el interés de su madre que seguir hablando con ella. (...)
[...] Quiere entablar una conversación de igual a igual con su madre llamándole con su nombre en vez de mama. Quiere que su madre la trate como une adulta y que le hable de su padre. Pero solo tiene 9-10 años y no entiende todo sobre la cultura política en particular. Además dice que no fue un golpe sino un golpecito. Reacciona como una niña mientras que quiere ser una adulta. El contraste entre los dos cree un tono cómico. El interese de este tono es la mezcla de tono. [...]
[...] La madre es una mujer sencilla por su manera de vestir y de no pintarse. Ellas se exiliaron a España un otro país de lengua español que no estaba bajo la dictadura mientras que el padre ha quedado en Uruguay donde es encarcelado porque es preso político. Beatriz empieza el dialogo proponiendo una limonada a su madre. Así quiere creer una atmosfera de descanso. Sin embargo Graciela sigue leyendo como si no pasara nada mientras su hija quiere llamar su atención. [...]
[...] Todavía no le importa porque está acostumbrada que su hija pelee. Está leyendo y pensando en otra cosa. No se interesa hasta la línea 27 cuando Beatriz dice “hablo de ya no lee sino bebe para animarse. Esta frase revela también las preocupaciones de Beatriz a propósito de su padre. No sabe exactamente lo que es un preso político y ha golpeado a Lucila porque no sabía que contestar. Su madre condeno su acto pero al mismo tiempo dice que si piensa que estar preso es igual a ser un delincuente es una reflexión simple, ingenua. [...]
[...] (Abrir sobre el difícil problema del exilio) Vemos que el exilio es una situación difícil. Influye en el comportamiento de Beatriz. Tiene dudas a propósito de su padre. Tener un padre delincuente es una vergüenza y no quiere que sus compañeros piensen esto. No se siente a gusto en este nuevo país. Es difícil vivir así porque se sentirá rechazada Mismo su madre imaginaba que serian mejor acogidos. Lo que le fastidia a Graciela son los prejuicios como los del padre de Lucila. [...]
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