Este texto es histórico: reconstituye la evolución del urbanismo principalmente en el mundo anglosajón – la ciencia teórica y la práctica – desde antes de los años 1950s hasta los años 1980s. Mientras detalla la reconstitución, el autor pone en relieve las relaciones entre teoría urbanística y práctica, entre los que piensan la ciudad, y los que la planifican en la realidad.
Cada parte del texto corresponde a una etapa diferente en el desarrollo del urbanismo.
-Primera etapa: la “prehistórica académica del urbanismo”, antes de los 1950s
En aquella época, el trabajo de los planificadores (ya existen escuelas de urbanismo, como en Harvard, en Londres,…) consiste en hacer planes, y el objetivo principal es optimizar el uso del suelo. El urbanista es libre de toda influenza política, es considerado como un experto, y los representantes políticos no pueden intervenir en su trabajo. Además, el urbanista casi no se basa en marcos teóricos, sino que hace sus planes según sus propios valores, el urbanismo de esta época es intuitivo. Los objetivos del urbanista no son fijos y él no tiene una visión de largo plazo: no hay revisiones de planes... Estas ideas se entienden con el contexto en cual viven los urbanistas: en aquella época, la ciudad es estática.
[...] - Segunda etapa: “revolución de los sistemas” A lo largo de las 1950s, dos factores provocan una redefinición del paradigma urbanístico: el boom demográfico (la ciudad ya no es estática), y la “revolución intelectual” que ocurre en los estudios urbanos (teoría de la nueva localización, donde se hacen hipótesis mas generales sobre las distribuciones espaciales, Así que en la planificación urbana, la practica cambia: la ciudad es considerada como un sistema mas complejo, y la planificación tiene que llevar a cabo el “control y la supervisión continuo” de la ciudad. En esta época se crea la nueva ciencia de la planificación del transporte urbano, integrada a un modelo de planificación del futuro. Se construyen modelos de planificación más generales. Además, los objetivos del urbanista ya no son fijos, sino que se adaptan a lo largo de la realización, se toma en cuenta el proceso, la planificación se vuelve flexible. [...]
[...] Hay que restablecer la comunicación entre teóricos y trabajadores de campo. Además para ser eficiente, la teoría tiene que utilizar lo que pasa en el campo, y hacer propuestas concretas e inteligibles. Las criticas marxistas son útiles, pero no proponen otro modelo concreto, sino que hablan de ideas más abstractas. Hoy en día, este problema entre teoría y practica todavía existe, y se promueven objetivos de vanguardia para el urbanismo (sostenibilidad de la ciudad, integración social, mientras la practica sigue siendo defectuosa veces solo toma en cuenta la dimensión infraestructural del urbanismo y se olvidan las variables sociales, También para reducir esta brecha, la voluntad de los actores políticos es crucial, porque pueden ser un vínculo entre expertos del urbanismo y trabajadores, implementando programas de urbanismo con objetivos que se sirven de lo que se dice en la práctica. [...]
[...] La construcción de modelos estáticos fuera de las realidades no es útil, pero lo que cuenta es la función de “acompañante” para el trabajador en el campo que puede tener un teórico. Pero la teoría no sirve para nada (solo tiene un interés histórico, o de reflexión pura) si los urbanistas no la toman en cuenta. Parece que, por lo menos en los 1980s, hay un problema de comunicación entre teóricos y urbanistas: los pensadores hacen su trabajo en un círculo cerrado, reflexionan de manera bastante abstracta, y los urbanistas en el campo no se sirven de sus trabajos. [...]
[...] La Ciudad de la Teoría, en Peter Hall, "Las Ciudades del Mañana, Historia del Urbanismo en el siglo ediciones del Serbal, España 1996 Objetivo principal Este texto es histórico: reconstituye la evolución del urbanismo principalmente en el mundo anglosajón la ciencia teórica y la práctica desde antes los años 1950s hasta los años 1980s. Mientras detalla la reconstitución, el autor pone de relieve las relaciones entre teoría urbanística y práctica, entre los que piensan la ciudad, y los que la planifican en la realidad. [...]
[...] Aquí aparece el problema de la brecha abierta entre la teoría y la practica: el urbanista tiene que involucrarse en su contexto social, y trabajar en el campo, pero en el mismo tiempo es importante pensar modelos de acción que no estén demasiado influenciados por las situaciones particulares (diferente de la manera de agir en los 1950s), sino que estén mas generales, mas esquemáticos. El problema en las 1980s es que los teóricos y los urbanistas de trabajo ya no comunican, los urbanistas no piensan que sea útil tener una teoría del urbanismo. Por eso el autor, como algunos teóricos del urbanismo, se pregunta: para que sirve la teoría del urbanismo? [...]
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