El ser humano es hecho de tal manera que su naturaleza le impulsa necesariamente a comunicar, porque esa comunicación es un proceso necesario a su bienestar psicológico. Eso es el “primer axioma de la comunicación”, definido por Watzlawick, Beavin y Jackson en 1967. El concepto de comunicación no se reduce al dialogo con otra persona, sino que se declina en muchas formas, que se pueden clasificar en dos tipos de comunicación: la interpersonal, que implica por lo menos 2 personas, y la intrapersonal, o sea el dialogo interno. Comunicamos durante más del 75% de nuestro tiempo de vigilia, así que resulta claro que una vida sin comunicación no se puede concebir. Pero la comunicación no solo resulta una necesidad individual, sino que también es necesaria a la existencia de todo grupo humano, desde el más sencillo hasta el más complejo. Pese al carácter evidente que tienen estas afirmaciones hoy en día, solo desde hace unos 15 años, forma parte de la idea que tenemos de la inteligencia la capacidad de llevar a cabo una comunicación eficaz y satisfaciente. Eso significa que recientemente se ha entendido la importancia que tiene este proceso, tanto al nivel personal como al nivel de los grupos. Por eso, se han multiplicado los estudios sobre la comunicación, por parte de los psicólogos, los sociólogos, los políticos… Así que hoy en día conocemos mucho mejor el ámbito de la comunicación, y muchos individuos y organizaciones están obedeciendo a reglas de “buena comunicación”: políticos, publicitarios, lideres de empresas, periodistas,… Todo esto está vinculado con la omnipresencia de la comunicación en nuestra vida. Pero el ámbito en el cual la comunicación resulta más importante es el de la empresa. En efecto, desde siempre, se ha necesitado dialogo e intercambio de informaciones, y eso en dos niveles: entre la empresa y el mundo exterior (suministradores, clientes, instituciones,…), y dentro de la empresa, entre miembros de diferente nivel de jerarquía o entre empleados de mismo estatuto. Esta importancia de la comunicación se está volviendo cada vez más grande. En efecto, dos procesos le han dado una importancia creciente: La división de las tareas, modelo de organización que surgió en el siglo XVIII y que ahora está generalizado en todas las empresas. Este fenómeno implica la necesidad de comunicación entre los trabajadores, y entre ellos y su jerarquía. Se acabó el tiempo cuando los artesanos y otros trabajadores fabricaban los productos de manera autónoma, empezando la producción y llevando la a su fin. Ahora, la producción de un mismo producto requiera la intervención de muchos trabajadores, repartidos en equipos. Así que se multiplica el número de contactos entre los empleados, y que se necesita un sistema de liderazgo. Esta organización implica una importancia creciente de la comunicación, para mantener la cohesión de la empresa. Además, en el último medio siglo, hemos asistido a una expansión y una internacionalización de las empresas. La división internacional del trabajo conlleva también una necesidad de comunicación. En efecto, ella reposa sobre el principio de la división de las tareas de producción en países diferentes, lo cual obliga los diferentes actores del proceso a comunicar entre si. Pero lo más importante es que la cada vez más complejidad de las empresas requiere nuevos esfuerzos para la comunicación dentro de ellas. Se diversifican los empleos, se internacionalizan los procesos de producción, surgen nuevos sectores (marketing, atención al consumidor, comunicación interna a la empresa, lobbying)… Por todas estas razones la comunicación resulta omnipresente en las empresas modernas. La empresa resulta pues un tipo de organización en el cual la comunicación es omnipresente. Pero durante siglos, casi no se ha hecho ningún esfuerzo a favor de ella. Hoy en día aparecen cada vez más estudios consagrados a este tema. Así que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de la comunicación en la empresa.
[...] La comunicación ascendente también permite enriquecer la visión de la empresa con las aportaciones de los trabajadores. A veces, las mejores ideas vienen de abajo y no de arriba, o sea de los que actúan y no de los que reflexionan cada día sobre los productos. Hoy en día, es muy frecuente observar empresas que organizan colectas de sugestiones por parte de sus empleados para responder a nuevas necesidades. Este modo de funcionamiento necesita una comunicación ascendente eficaz, que permite hacer fructificar sus opiniones y sugerencias. [...]
[...] Articulo comunicación en la empresa como función estratégica”, Maria Alejandra di Fonzo. (http://www.arearh.com). Apuntes de clase. [...]
[...] La comunicación horizontal existe desde siempre en las empresas, sea de manera formal o informal. Pero tiene a ser cada vez mas institucionalizada, sobre la forma de reuniones de grupos, de citas Su importancia para la empresa es capital, por muchas razones. Primero, al nivel individual, permite crear un ambiente de trabajo mucho más agradable. La comunicación entre los empleados da un aspecto humano al trabajo, el ideal siendo de dar ganas de trabajar bien al empleado. Un trabajador bien en su piel es mucho más productivo. [...]
[...] También se puede observar la cada vez mayor importancia dada a la comunicación en los modelos de calidad, como el del EFQM. En efecto, en este modelo la satisfacción de los empleados representa el de la nota final de la empresa. Y todo lo que hemos visto muestra bien la importancia de la comunicación en el bienestar de los empleados. Bibliografía La comunicación interpersonal, de Manuel Marroquín Pérez y Aurelio Villa Sánchez, ediciones Mensajero. Articulo comunicación, herramienta de la empresa”, Dr. Eduardo Press, director de Eduardo Press Consultores. (http://www.epconsultores.com) Articulo comunicación en la empresa”, del Portal de Relaciones Públicas. (http://www.rrppnet.com). [...]
[...] La comunicación resulta pues un proceso muy complejo, dependiente de muchos factores. Por eso, existen numerosas distorsiones, o sea efectos no deseados que disminuyen la eficacia de la comunicación. Los más evidentes son los debidos a la “subjetividad” de cada persona. Primero, no somos maquinas perfectas: nuestras intenciones, incluso las más sinceras, nunca se repercutan de manera igual en nuestros actos. Por ejemplo, interesémonos a la evolución del mensaje durante la comunicación. El emisor concibe las ideas, y piensa en un mensaje. [...]
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