En noviembre de 1957, el teniente general Videla participó en la undécima conferencia de los ejércitos americanos, que tuvo lugar gracias a la iniciativa del Pentagono norteamericano. El general proclamó que “en Argentina, morirán todas las personas necesarias para que la paz reinara de nuevo” El 24 de marzo de 1976, los militares argentinos tomaron el poder y una junta militar le confió al teniente general Jorge Rafael Videla (un ex-jefe de la Alianza Anticomunista Argentina )
“El primer cadáver fue encontrado pocos días después de la toma de posesión del nuevo gobierno militar argentino. Estaba desfigurado y su identificación fue difícil (...) El Río de la Plata siguió vertiendo su misterioso contenido en las playas atlánticas de Uruguay (...) Algunos estaban cortados, otros no tenían miembros, y a la mayoría de ellos carecían las uñas de las manos y de los pies (...) Al gobierno de Buenos Aires no le preocupaba” (Horacio Verbitsky, El Vuelo).
[...] Esta operación fue un terrible fracaso : Gran Bretaña combatió a ejército argentino y retomó posesión de las Malvinas en tres meses. Galtieri, desacreditado, fue reemplazado por el general Reynaldo Bignone. En 1983, un mes antes de las elecciones presidenciales, el gobierno militar firmó la ley de auto-amnistía subversión había llevado la batalla sobre el terreno de la crueldad y la astucia, lo que “pudo conducir” al cumplimiento de hechos incompatibles con el propósito de las fuerzas armadas, que lucharon por la dignidad del hombre”) : la indulgencia cobraba los militares y sus colaboradores civiles. [...]
[...] Entonces, ¿quién era el enemigo sino un enemigo íntimo ? (aquí vemos la semejanza con la Guerra de Argelía, notada incluso por el capitán Juan Carlos Rolón el día de su juicio) El nuevo gobierno estaba viviendo un terrible dilema. En 1986 y 1987 fueron votadas la ley de Punto Final y la ley de Obediencia Debida, que aseguraban a los militares la impunidad. Pocos días después, la CONADEP, en su informe “Nunca denunció el hecho de que fuerzas armadas han respondido a los delitos de los terroristas por un terrorismo mucho más grave, causando la más grande tragedia de nuestra historia, y la más salvaje, alcanzando la sombra categoría de los crímenes contra la humanidad” El gobierno y una buena parte de la población solo empezaron a percibir la extensión y la profundidad del horror denunciado durante todos aquellos años por las víctimas y las organizaciones de derechos humanos. [...]
[...] Pero el periodista Rodolfo J. [...]
[...] Calculad las consecuencias y la responsabilidad histórica de los que llegaron al poder agitando la bandera del monopolio del poder por el Estado, y que después de unos meses no pueden controlar al menor suboficial. El dilema es despiadado y si están mintiendo es también grave, porque un Estado no puede fundarse en la mentira. ( . ) La literatura sobre ese tema va a inundar el país y volver como un bumerang sobre las mismas fuerzas armadas” Bibliografía Libros L'Amérique Latine au XXe siècle, Olivier Dabène, Armand Colin, Paris L'Etat militaire en Amérique latine, Alain Rouquié, Seuil, Paris El Vuelo, Horacio Verbitsky, Dagorno, Paris Internet www.humanite.fr, “Argentine. [...]
[...] Esto dio inicio a un periodo de gran inestabilidad política, con la elección o la accesión al poder de una serie de presidentes, militares o civiles, un ambiente de violencia y de crisis económica (alta tasa de inflación, alta deuda pública, penurias, etc.) El año 1973 marcó una nueva etapa en la caída del país en el torbellino de la violencia. El presidente Hector J. Cámpora, representante de los peronistas, fue elegido; bajo su presidencia el terrorismo (de extrema derecha y de extrema izquierda) se reveló devastador: raptos y asesinatos se multiplicaron. [...]
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