Cuando se refiere a la historia latinoamericana a lo largo del siglo XX – globalmente la de los países suramericanos, caribeños y centroamericanos – nadie puede, de ninguna manera, ocultar el papel particular desempeñado por los militares en la política de esas naciones. Esta presencia militar en los asuntos públicos de las naciones latinoamericanas y su permanente intervención en la política nacional constituye el rasgo más característico de lo que podemos llamar las Fuerzas Armadas de América Latina, y eso permite explicar las diferentes tendencias y los varios cambios políticos de este siglo.
Los estudios sobre este tema admiten generalmente la década de 1930 como la más preponderante para hablar del militarismo latinoamericano ya que fue a partir de esta época que la presencia de los militares en el político tuvo una importancia real hasta los años 80. En realidad, el militarismo, herencia del caudillismo, se establecía poco a poco a partir del fin del siglo XIX pero se admiten que fue el trastorno económico y político mundial de 1929 que inscribió profundamente la presencia de los ejércitos modernos en la escena política.
[...] Ante todo dos puntos me parecen importantes. El primero es que por supuesto hay que matizar esta interdependencia, esta convergencia e irradiación militar: es cierto que en el continente, como lo dice Alain Rouquié, soplaba un viento militar al principio de los años 30, más eso no era la única tendencia. Otros países pueden ser caracterizados al margen de esta homogeneización como Colombia donde la estabilidad institucional perduró sin intervención militar, o como México, donde el orden revolucionario de Cárdenas se fortaleció desmilitarizándose durante la década de 1930. [...]
[...] Frente a la crisis y la inestabilidad, los militares no podían fácilmente permanecer neutrales en política, ya que juzgaba su papel como el de edificar la nación y defenderla. Entonces, el activismo político de los militares aumentó de manera notable y desde los años 20, numerosos fueron los militares quienes obtuvieron un papel político o usaron de la fuerza para imponer leyes sociales como en Chile en 1924. Es el inicio de una onda de militarismo reformista de tendencia izquierdista en Ecuador, Brasil etc. [...]
[...] Ahora, para entender el papel de los militares en la política y el impacto del militarismo contemporáneo es primordial empezar con una evolución cronológica de las fuerzas armadas y de las varias experiencias nacionales. Eso nos permitirá en segundo lugar analizar si se puede realmente discutir de una interdependencia, comparando los diferentes modos dominantes de poder militar en la América Latina. Evolución de las fuerzas armadas hasta un militarismo contemporáneo Para que existiese un militarismo en el sentido riguroso, tuvo que una nación se concedió un ejército permanente y oficial de carrera, es decir en el caso de América Latina, sobrepasar el caudillismo y las milicias. [...]
[...] Un modelo de militarismo contemporáneo ? Por cierto, los regímenes militares del periodo comprendido entre los años 30 y 80, se parecen, aunque sea solamente por los diferentes cambios y golpes y la naturaleza de la institución que usurpa el poder. De repente, son muy diversos. Siguiendo la tipología de Alain Rouquié, podemos distinguir entre dos tipos: el primero, el militarismo reiterado, es decir un militarismo casi institucionalizado en la vida política, como fue el caso en Argentina, Brasil, Guatemala etc., por lo menos durante un periodo. [...]
[...] Dos modelos de organización y formación militar fueron difundidos. El primer modelo, lo de Alemania con su tradición prusiana inspiró a Argentina o Chile por ejemplo, cuales países adoptaron carácter Alemán en la organización de su ejército, sus armamentos, su manera de observar los problemas internacionales, con repercusiones durante todo el siglo XX : no es extraño si estos dos países no declararon la guerra a Alemania Nazi antes de 1945 dicho sea de paso. Otro modelo es el del ejército Francés. [...]
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