« Gobernar es poblar ». Con esta afirmación, Juan Bautista Alberdi, uno de los forjadores de la Argentina moderna, resume la esencia de la política de inmigración adoptada por su pais a partir de la segunda mitad del siglo XIX, es decir, en el momento de organización y de consolidación del Estado argentino. En menos de cincuenta años, entre 1870 y 1914, la población argentina se quintuplicó. Llegaron al país más o menos seis millones de personas de las cuales aproximadamente la mitad se asento en forma permanente. Esta inmigración respondia a una voluntad de los gobernantes del país, a unas necesidades del « proyecto nacional argentino », pero no fue un proceso simple, ya que traió inquietudes en cuanto a la distribución socioespacial y socioeconomia de la nueva población, aunque los nuevos habitantes contribuyeron a enriquecer el país, y ayudaron al proceso de construcción de la Argentina moderna.
[...] Por eso he dicho en la Constitución que el gobierno debe fomentar la inmigración europea. Pero poblar no es civilizar, sino embrutecer, cuando se puebla con chinos y con indios de Asia y con negros de África. Poblar es apestar, corromper, degenerar, envenenar un país, cuando en vez de poblarlo con la flor de la población trabajadora de Europa, se le puebla con la basura de la Europa atrasada o menos culta. Porque hay Europa y Europa, conviene no olvidarlo». [...]
[...] Todo eso resulto a un aumento de la presión demográfica en los países europeos, que la emigración ayudo a solucionar, jugando el papel de válvula de escape. Otro factor fue la segunda revolución industrial, que transformo las condiciones económicas europeas: la rápida industrialización, la urbanización, los cambios en las estructuras económicas de los países, que llevaron al empobrecimiento de algunos sectores y al abandono de actividades tradicionales hasta situaciones de verdadera crisis, y también la llamada revolución de los transportes fueron tantos elementos que contribuyeron al fenómeno migratorio. [...]
[...] El boom de la inmigración en Argentina Gobernar es poblar». Con esta afirmacion, Juan Bautista Alberdi, uno de los forjadores de la Argentina moderna, resume la esencia de la politica de inmigración adoptada por su pais a partir de la segunda mitad del siglo 19, es decir, en el momento de organización y de consolidación del Estado argentino. En menos de cincuenta años, entre 1870 y 1914, la población argentina se quintuplicó. Llegaron al pais mas o menos seis millones de personas de las cuales aproximadamente la mitad se asento en forma permanente. [...]
[...] Para concluir, cabe constatar que el boom de la inmigración en argentina cambio totalmente el rostro del pais y la composición de la poblacion, hasta que, en 1914 se hablaba polemicamente de la Argentina como de una Republica de extranjeros donde un tercio de la poblacion estaba nacida fuera del pais. Sin embargo, la crisis de los anos 1930 puso fin a este modelo de inmigración europea, y marco una nueva era en la cual los movimientos interiores de poblacion y la inmigración desde paises limitrofes tomaron gran importancia. [...]
[...] La inmigración italiana fue la más importante, y se considera que inmigraron a argentina entre 2 y 3 millones de italianos. Ademas, también llegaron trabajadores de Francia, Alemania, Bélgica, Dinamarca, y también de Europa del Este y aun del Medio Oriente. Asi es como se puede decir que la meta de los gobernantes, que era tener una inmigración anglosajona sobre el modelo norteamericano no fue alcanzada. Otro objetivo que en cierta medida no fue alcanzado fue la voluntad de poblar sobre todo el campo, el Interior, para estimular la economia agropecuaria y consolidar las fronteras. [...]
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