Doy por sentado que la mayoría de ustedes enalteció el nombrado “lanzamiento de zapatos” realizado por el periodista iraquí Mountazer Al-Zaïdi en contra del presidente estadounidense Georges Bush. Tengo también la certeza de que una aplastante mayoría de ustedes rechaza el modelo norteamericano haciendo gala de las valores humanistas que les han sido inculcado y contraponiendo todas las barbaridades cometidas por los Estados Unidos a través del mundo. Sin embargo, me propongo demostrarles que ustedes son incontestablemente el producto directo de la cultura norteamericana. A fin de aclarar esta aseveración no voy a disertar sobre los efectos de la globalización o sobre la pujanza cultural de los Estados Unidos porque sería demasiado fácil convencerles. Voy así a analizar la historiografía alrededor del gran adalid soviético Iósif Stalin para certificar que los norteamericanos modelan desde siempre su visión del mundo y que ustedes son los rehenes de esta visión errónea de la historia. En efecto, voy a probar a ustedes que Stalin era el paladín de la libertad y de la ecuanimidad y que la mirada despectiva que tienen hoy en día con respecto a él se debe a una falsificación historiográfica organizada por la alta de la sociedad estadounidense.
[...] Stalin era el defensor de la libertad y de la ecuanimidad Doy por sentado que la mayoría de ustedes enalteció el nombrado “lanzamiento de zapatos” realizado por el periodista iraquí Mountazer Al- Zaïdi en contra del presidente estadounidense Georges Bush. Tengo también la certeza de que una aplastante mayoría de ustedes rechaza el modelo norteamericano haciendo gala de las valores humanistas que les han sido inculcado y contraponiendo todas las barbaridades cometidas por los Estados Unidos a través del mundo. [...]
[...] En vísperas de los años millones de estadounidenses, es decir aproximadamente un tercio de la población adulta del país, leían los periódicos de Hearst quien, así, podía apoyar el macarthismo y vituperar la acción de Stalin. El trabajo de los noticieros de Hearst era todo salvo objetivo. Thomas Walter, era, por ejemplo, el de un periódico de Hearst con respecto a la Unión Soviética. Escribió una cantidad imponente de gacetillas afirmando que estaba el terreno” para describir detalladamente la realidad soviética. [...]
[...] Esta constatación era aún más irrebatible durante el gobierno de Ronald Reagan. Durante el endurecimiento de la Guerra Fría a continuación del acceso al poder de Reagan, varios adaptaron los resultados de sus análisis para ensombrecer un poco más el adversario soviético. Podemos, por ejemplo, interesarnos por el caso de Robert Conquest, un antiguo catedrático de la Universidad de California. En 1969, Conquest sostenía que 5 millones de personas fenecieron a causa de la gran hambruna en Ucrania entre 1932 y 1933. [...]
[...] La situación es tan descabellada que, hoy en día, nadie puede tasar de manera fiable el guarismo de muertos durante la hambruna ucraniana. Además, ciertas personas que pretenden ser “especialistas” del estalinismo, acusan a Stalin de haber organizado una matanza en Ucrania. No obstante, estos “peritos” olvidan, primero, que Stalin no estaba al corriente de la verdadera situación en Ucrania segundo, que hay, como diría nuestro maestro espiritual Etienne Wasmer, un “factor que falta” que explica en gran parte esta hecatombe. [...]
[...] En conclusión, pienso que es un deber moral ensalzar a Stalin e ir más allá de la visión norteamericana de la Historia. Stalin era en efecto el paladín de la libertad y de la ecuanimidad y una persona que tenga un mínimo de objetividad no puede acalorarse al escuchar esta verdad histórica. [...]
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