Espagne, guerra civil española, guerre civile, guerre d'Espagne, République espagnole, República española
El golpe de Estado de julio de 1936 fue preparado por una serie de militares descontentos. El estratega y jefe de la operación fue el general Emilio Mola, que desde Navarra contaría con el apoyo de los requetés (milicias armadas de voluntarios carlistas). El general Sanjurjo presidiría un Directorio militar. Franco se incorporó a la sublevación en el último momento. Los conspiradores pensaban que triunfarían en breve para imponer un gobierno autoritario que suspendiera las libertades constitucionales. El presidente del Gobierno no tomó medidas para prevenir el golpe. La mala ejecución del golpe de Estado y la debilidad del Gobierno para sofocarlo provocó una guerra civil. Otros nombres de militares rebeldes: General Queipo de Llano, Sevilla, General Goded-Mallorca, que fracasó en Barcelona y General Cabanellas, Zaragoza.
[...] Las columnas de milicianos republicanos. En el bando republicano, el ejército estaba desarticulado y sin mando único, por lo que las milicias obreras asumieron el protagonismo formando columnas que se dirigieron hacia las capitales dominadas por los rebeldes (Zaragoza, Córdoba . ) destacando la columna dirigida por el anarquista Buenaventura Durruti. Los milicianos, pese a su entusiasmo y sacrificio, debieron enfrentarse a muchos problemas (el escaso armamento, la falta de adiestramiento, la indisciplina, la descoordinación de los mandos . ) por lo que en general no consiguieron su objetivo. [...]
[...] Campesinos jornaleros, militantes de izquierda y miembros de las milicias fueron encerrados en la plaza de toros y asesinados por centenares. El ejército sublevado comenzaba así una política sistemática de genocidio sobre la población disidente. La caída de Toledo. Mientras tanto Franco se desviaba del objetivo marcado, Madrid, para conquistar Toledo, donde las tropas republicanas asediaban a la guarnición militar sublevada en el alcázar de la ciudad. Franco supo utilizar su victoria de manera propagandística para agrandar su prestigio dentro del bando sublevado. [...]
[...] Aun así, las tropas rebeldes llegaron al mar en Vinaròs (Castellón) cortando la zona republicana en dos partes, y separando Cataluña del Centro. La batalla del Ebro (julio-noviembre de 1938). En el verano de 1938 los republicanos lanzaron su mayor ofensiva, cruzando el río Ebro en su curso bajo. El objetivo era aliviar la presión que las tropas franquistas ejercían sobre Valencia, la capital de facto de la República. La ambiciosa operación, sobre un frente de más de sesenta quilómetros, consiguió sorprender a las tropas franquistas. [...]
[...] Los socialistas y comunistas defendían la necesidad y la urgencia de atender primero las necesidades de la guerra a través de un mando centralizado, y mantener la colaboración con las demás fuerzas republicanas, aun a costa de atrasar la revolución. Los anarquistas, por el contrario, no estaban dispuestos a luchar por una república "burguesa", y condicionaban su compromiso a que se hiciese la colectivización de las tierras y de las fábricas. Las dos posturas se fueron radicalizando hasta que, en mayo de 1937, comunistas y anarquistas se enfrentaron a tiros en las calles de Barcelona. El gobierno de Juan Negrín (mayo de 1937-marzo de 1939). [...]
[...] El gobierno republicano entregó armas a civiles y a las milicias de UGT y CNT para enfrentarse a las fuerzas rebeldes. Más de la mitad del ejército se sumó a la rebelión. La mayor parte de la marina de guerra y la aviación naval se mantuvieron leales al gobierno tras ser detenidos la mayoría de los oficiales rebeldes de la Armada. Dos tercios de la Aviación Militar se mantuvieron a las órdenes del Gobierno. II. Desarrollo de la guerra A. [...]
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