La coalición electoral del Frente Popular fue formada en 1935 por los partidos políticos Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE (Partido Socialista Obrero Español), PCE (Partido Comunista Español), POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), el Partido Sindicalista, de ideología anarquista, y por el sindicato UGT. Aunque no integraban la coalición, contaban con el apoyo de otras fuerzas de izquierda como el sindicato anarquista CNT y de nacionalistas de izquierda como Esquerra Republicana de Catalunya. El objetivo de esta coalición era oponerse electoralmente a las fuerzas de derechas que habían ido radicalizándose desde el comienzo del bienio radical-cedista en 1933, volviéndose cada vez más autoritarias e incorporando a su política rasgos propios de partidos fascistas.
[...] Para analizar el programa del Frente Popular así como para entender su triunfo electoral, hay que tener en cuenta que esta coalición electoral emerge en una coyuntura específica. Por un lado la Internacional Comunista (Komintern) con sede en Moscú, en su VI Congreso de 1935 preconiza la táctica del Frente Popular como vía democrática de acceso al poder. Por otra parte, en España a finales de 1935 empezaba a tomar forma la idea de crear una coalición de esta tipo entre los partidos de izquierda, conscientes de la dificultad de ganar las elecciones si no se unían en un mismo bloque. [...]
[...] Así, Joaquin Maurin, secretario general del POUM, criticará en 1936 la falta de decisión del Frente Popular para controlar las fuerzas militares golpistas e impedir el triunfo de la conspiración. Además, otra crítica que desde los sectores de izquierda se le hacía al Frente Popular era la lentitud para llevar a cabo sus reformas cuando la situación militar y política paralizaba la toma de decisiones en las Cortes. Por otro lado, la derecha, con un nuevo líder agresivo, José Calvo Sotelo, tras el fracaso electoral de Gil Robles, exacerbó sus ataques al gobierno del Frente Popular, radicalizando sus propósitos, cada día más antidemocráticos y que terminarían precipitando la llegada del fascismo. [...]
[...] El intento de modernización nacional Además de la reconducción de la República hacia un régimen democrático, el Frente Popular se propuso volver a instaurar las medidas del bienio reformista de 1931. Tras la contrarreforma agraria del gobierno anterior y la expulsión de los jornaleros llevada a cabo, la cuestión agraria debía ser tratada urgentemente por el Ministerio de Agricultura, sobre todo después de que 80000 trabajadores rurales, impulsados por el sindicato socialista, Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT) ocuparan las parcelas de las que se les había expulsado en 1934. [...]
[...] Junto a esta serie de reformas a favor de la modernización de España, el programa electoral también afirma tener en cuenta el interés de los trabajadores, aunque esto debe ser matizado. Si bien es cierto que propone el establecimiento de salarios mínimos (sobretodo debido a los míseros salarios de los campesinos) o que preconiza que hay que “elevar las condiciones morales y materiales de los trabajadores”, especifica que “hasta el límite máximo que permita el interés general de la producción”, siendo este último prioritario. [...]
[...] Unos días después, se adoptó la medida de gracia, que permitió poner en libertad a 30000 detenidos políticos. Además, la coalición del Frente Popular expresa en su programa su oposición a la Ley de Vagos (la Ley de ‘Vagos y maleantes' fue adoptada en 1933 y consistía en controlar y en imponer medidas de alejamiento a todos aquellos individuos considerados peligrosos como los mendigos) ya que podía ser instrumentalizada con el fin de perseguir a alguien por sus ideas políticas (Cf. [...]
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