Promulgando la República bolivariana de Venezuela, el Presidente Hugo Chávez es, sin duda, el símbolo más parlante de la cierta fascinación que experimenta un gran nombre de individuos, latinoamericanos o no, para con el Libertador, Simón Bolívar. Considerado como uno de los dos personajes claves de la independencia del continente sudamericano del siglo XIX, con José de San Martín, Bolívar desempeña un papel considerable en la liberación de los actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú. Nacido el 24 de julio de 1783 en Caracas, este hijo de una importante familia de Mantuanos, dedicó su vida y su fortuna a un ideal enunciado desde el juramente del Monte Sacro el 15 de agosto de 1815: liberar un continente traído por los Españoles peninsulares y restaurar el honor de sus antepasados, los conquistadores.
Bolívar utilizó sus tres viajes en Europa y su amor de la literatura antigua y clásica para desarrollar una retórica sin fallo que se reveló imprescindible para construir, particularmente por el discurso, naciones americanas que eran, durante un largo rato, un simple sueño de una élite criolla frustrada por la administración española. Soldado de la primera hora al lado de Miranda, miembro de la Sociedad Patriótica, Bolívar fue reconocido Libertador de Venezuela después de su Campaña Admirable en 1813. Protagonista principal de la liberación de Venezuela y de su alianza con el vicio-reino de Nueva Granada y, después, con Panamá, fue elegido Presidente de Gran Colombia en 1819. Convencido de que la emergencia de América Latina necesitaba una alianza de todo el continente, continuó su empresa de liberación y de unificación en el Sur de América Latina con su amigo el General Antonio José de Sucre.
No obstante, no hay que tener una visión monolítica de la vida de Bolívar: no representa una sucesión sin fin de victorias resplandecientes sino una vida marcada por numerosas decepciones que provocaron un cierto sentimiento de remordimiento en Bolívar. Antes de morir el 17 de diciembre de 1830 en Santa Marta (Colombia), declaró así: 'He labrado el mar para expresar su extrema decepción y su sentimiento de fracaso para con su ideal de unificación de todos los latinoamericanos'.
[...] Sin embargo, hay precisar que habla entonces de varios destinos que van en contra de sus tomadas de partidos. Evoca por ejemplo el futuro poder “absoluto” en México anunciando ya el acceso al poder de los emperadores Iturbe y Maximiliano. Aunque la Historia da razón a Bolívar y prueba su capacidad de anticipaciones permitida por el extenso de sus conocimientos y por su olfato, no puedo impedirme de pensar que los primeros lectores de esta carta, que así no conocían los acontecimientos futuros, descridibilizían a Bolívar a causa de estas predicciones arriesgada y prefiero analizar esto como un fallo de la argumentación del Libertador. [...]
[...] ¿Qué hubiera hecho Napoleón III por ejemplo frente a una América Latina unida y poderosa? ¿Hubiera podido tentar de imponer Maximiliano de Austria en 1861 y 1867? En fin, aunque este documento no consiga con la mayoría de su objetivo al corto plazo, quizás podamos verle como un ideal que hubiera podido mejorar el destino del continente latinoamericano en su totalidad y también como un documento atemporal que pone en realce los beneficios de una unidad generalmente querida pero raramente realizada. [...]
[...] Quedaba informado por algunos amigos ingleses que viajaban en América Latina y trataba de dar órdenes a los Caudillos de la guerrilla del Norte del continente que, a menudo, no seguía el aviso de Bolívar prefiriendo quedar autónomos y dueños de sus territorios. En contexto de derrota patriota, parece claro que Bolívar escribe esta carta para reanimar un movimiento patriota batido y desgarrado por sus divisiones. Sin embargo, sabemos ahora que este documento llegó muy tarde en América Latina. En 1815 y durante los años que siguen, sólo una minoría de patriotas que tenían contactos importantes con Jamaica podían acceder a este texto fundamental para comprender lo que el Bolivarismo. [...]
[...] La carta de Jamaica de Simón Bolívar Promulgando la República bolivariana de Venezuela, el Presidente Hugo Chávez es, sin duda, el símbolo más parlante de la cierta fascinación que experimenta un gran nombre de individuos, latinoamericanos o no, para con el Libertador, Simón Bolívar. Considerado como uno de los dos personajes claves de la independencia del continente sudamericano el siglo XIX, con José de San Martín, Bolívar desempeña un papel considerable en la liberación de los actuales Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú. [...]
[...] Recobramos aquí la victimización de los Sudamericanos que se extiende en una infantilización de ellos: “Nosotros somos un pequeño genero humano”. Otra vez, Bolívar alude al despotismo español que ha impedido el desarrollo de un pueblo que, además, como Véronique Hébrard dice, no puede apoyarse en una historia precolombina siempre caracterizada de “oscura”. Bolívar afirma así: “Nuevos en casi todas las artes y ciencias” o existencia política es nula”. Para llamar la atención de su autor, Bolívar califica a los Suramericanos del Imperio español de “siervos propios para el trabajo” o de “simple consumidores” exagerando otra vez con respecto a la situación real de los Suramericanos y particularmente de los Criollos en el Imperio como lo hemos visto antes. [...]
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